. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. sobrecogen al que lo contempla de una impresión demudo respeto, muy propia de la noble quietud y majestad queen los más de aquellos mármoles respiran. Y si del examen ge-neral se pasa al de la formación de tan rico depósito, pocasalabanzas serán reputadas dignas del que, sin arredrarse por lasinfructuosas tentativas de otros, emprendió las excavaciones quehabían de devolver á la luz y á la admiración pública semejan-tes restos del romano imperio, los trasladó á la isla, trajo deItalia los artífices que debían restaurarlos, y legó á su s
. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. sobrecogen al que lo contempla de una impresión demudo respeto, muy propia de la noble quietud y majestad queen los más de aquellos mármoles respiran. Y si del examen ge-neral se pasa al de la formación de tan rico depósito, pocasalabanzas serán reputadas dignas del que, sin arredrarse por lasinfructuosas tentativas de otros, emprendió las excavaciones quehabían de devolver á la luz y á la admiración pública semejan-tes restos del romano imperio, los trasladó á la isla, trajo deItalia los artífices que debían restaurarlos, y legó á su sucesorla gloria y la ocasión de completar su empresa y hacer su quin-ta importante y famosa (^a). (i) Como los reducidos límites que nos ha sido forzoso dar á esta TerceraParte no nos permiten hacer una circunstanciada enumeración de este museo,cual deseábamos, apuntamos las piezas que nos parecieron más notables en elNúmero i del Apéndice. (a) Tan insigne por su amor á las letras y á las artes como por su nobleza y <<. <! X o 974 ISLAS BALEARES No solamente á la estatuaria alcanzó la solicitud de aquelesclarecido mallorquín, sino que también la pintura tuvo en élun seguro protector y amigo. Mas no les cupo á los cuadros lamisma suerte que á las esculturas, pues continúan decorandoen Palma las salas de la casa de los Despuig, y atrayendo jun-to con la escogida biblioteca á cuantos visitan la capital de lasBaleares (i). Sólo un cuadro religioso, de estilo puro como algénero cristiano corresponde y de buen color, enciende los de-seos de examinar aquel museo en quien no lo vio, ó renuevaagradablemente su memoria; y pues esta muestra es tal, y tangenerosa y franca la acogida que á los amantes de la antigüe-dad y de las bellas artes dispensa su noble dueño, pocos habráque allá en su interior no hagan propósito de aprovechar lacomplacencia de éste en Palma. Es en suma Raxa recomendablepor lo apacible del sitio, famosa por las o
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