. El radium y la radiografia . fiere de la influencia ejercida sobre losrayos solares, aunque debe hacerse notarque las condiciones de observación son tam-bién muy diferentes: en el primer caso, elcampo está muy cerca del cuerpo radioacti-vo; en el segundo se halla muy lejos del focode acción. No obstante, puede ya suponerseque los cuerpos radioactivos han de modifUcar el estado magnético, del mismo modoque ha podido ser observada la variacióndel magnetismo terrestre provocada por elsol. Podría objetarse que de ser así, la radioac-tividad desaparecería después de haber so-metido los cuerpos ra


. El radium y la radiografia . fiere de la influencia ejercida sobre losrayos solares, aunque debe hacerse notarque las condiciones de observación son tam-bién muy diferentes: en el primer caso, elcampo está muy cerca del cuerpo radioacti-vo; en el segundo se halla muy lejos del focode acción. No obstante, puede ya suponerseque los cuerpos radioactivos han de modifUcar el estado magnético, del mismo modoque ha podido ser observada la variacióndel magnetismo terrestre provocada por elsol. Podría objetarse que de ser así, la radioac-tividad desaparecería después de haber so-metido los cuerpos radioactivos á tempera-turas muy bajas, como la del aire líquido,mientras que en realidad permanece inva-riable. Pero la objeción no tiene en realidad mayorvalor que la objeción que podría hacerse di-ciendo que la energía desprendida por el soldebiera disminuir de un modo apreciable yhasta desaparecer al cabo de algunos años,pues está rodeado por el frío espacio side-ral. Y en realidad habría esto ya sucedido. Aparato para la toma de las emanaciones radioactivasque se producen en las corrientes de agua.—E represen-ta un embudo de cristal, y F una botella que llena deagua se ha ajustado en el cuello del embudo. 138 hace mucho tiempo, si el sol fuese en verdadun cuerpo ardiente. Finalmente, el hecho deque pequeñas cantidades de radium despren-dan cantidades muy grandes de energía, noha de extrañarnos en lo más mínimo. Recor-,demos, en efecto, qne ni con los muy pode-rosos medios de disgregación que poseemos,hemos podido todavía llegar á la separaciónde los elementos constitutivos del átomo; deesto puede deducirse que la energía despren-dida en su formación ha de haber sido de unorden muchísimo mas elevado que la que seobserva cuando lá contracción ha sido debi-da á fuerzas de gravitación, moleculares óatómicas. Los átomos de los cuerpos radioactivos,no estando aun enteramente constituidos yhallándose, por lo contrario, en estado plenode fo


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