América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . a, rojo avinado, tres primeros predominan. Antes de consumir esos tubérculos, debe ponérseles al soldurante algunos días para transformar en azúcar el almidón que contienen y quitarles su na- 752 AMÉRICA PINTORESCA tural acidez. Se les cuece en agua y se monda con un paño la fina piel de que están naturaleza harinosa y ligeramente acidulada y su sabor fino y delicado, son cualidades deprimer orden que recomiendo á los agricultores europeos. Se ha ensayado en distintas oca-sion
América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . a, rojo avinado, tres primeros predominan. Antes de consumir esos tubérculos, debe ponérseles al soldurante algunos días para transformar en azúcar el almidón que contienen y quitarles su na- 752 AMÉRICA PINTORESCA tural acidez. Se les cuece en agua y se monda con un paño la fina piel de que están naturaleza harinosa y ligeramente acidulada y su sabor fino y delicado, son cualidades deprimer orden que recomiendo á los agricultores europeos. Se ha ensayado en distintas oca-siones la oca en Europa; pero una injustificada prevención ó un cultivo deficiente no hanpermitido apreciarla en su justo valor. Entre otras mercancías traidas por los indígenas al mercado de Pasto, merece consignar-se una fruta muy notable y apetecida del tamaño de una manzana, de un bello color doradoy de un sabor acidulado bastante agradable. Lleva el nombre de naraj7JiUa y es la fruta deuna solanácea (solanum galeaiuin). Los habitantes gustan mucho de ella y la prefieren á las. Entrada de Pasto buenas naranjas. Bajo los grandes quitasoles de algodón de colores abigarrados en que secobijan las revendedoras del mercado, tuve ocasión de ver otros comestibles análogos á losya citados en Bogotá; especialmente las legumbres que son poco más órnenos las mismas entoda la tierra fria de Colombia, excepción hecha de la arracacha que no se da en Pasto. Data la fundación de Pasto de la primera mitad del siglo xvi. Sebastian Belalcázar acababade atravesar en 1536 la región arenosa y desolada de los volcanes del Ecuador en su victo-riosa marcha hacia el Norte con su ejército, que hubo de sufrir mucho al franquear los vallesescarpados del Guaillabamba, del Chota y del Guaitara. Quedó tan agradablemente sorpren-dido al hallarse luego en una risueña comarca, aunque un tanto fria, cubierta de hermososprados naturales, que él y sus soldados hubieron de considerarla
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