Mares y montañas : vigo, San Sebastián, Panticosa, Linares, Los pirineos, Bilbao . alizas y eljurel y la sardina, conservados en sal ó ahu-mados, se tiene alimentado al matrimonio yla prole. Vida de economía, en que no seprueba ni carne ni vino, y en que no quedaun duro para los placeres ni una peseta paralas necesidades imprevistas. Con esto y con un sermón cada cuaresmaen que se le aconseja al infeliz que se abs-tenga de las pompas y vanidades delmundo, vive una gran parte del pueblo de lacomarca. UN GALEÓN QUE VA Y UX VAPOR QUE VUELVE. IO3 Una administración prudente estudiaríael problema d


Mares y montañas : vigo, San Sebastián, Panticosa, Linares, Los pirineos, Bilbao . alizas y eljurel y la sardina, conservados en sal ó ahu-mados, se tiene alimentado al matrimonio yla prole. Vida de economía, en que no seprueba ni carne ni vino, y en que no quedaun duro para los placeres ni una peseta paralas necesidades imprevistas. Con esto y con un sermón cada cuaresmaen que se le aconseja al infeliz que se abs-tenga de las pompas y vanidades delmundo, vive una gran parte del pueblo de lacomarca. UN GALEÓN QUE VA Y UX VAPOR QUE VUELVE. IO3 Una administración prudente estudiaríael problema de la emigración en donde tienesu origen: en el hambre; y le pondría re-medio con el más sencillo de los productosquímicos : con el pan. Pero nuestros Gobiernos son el guacamayode la fábula: el perro hambriento pedía ce-cina y el pajarraco americano le consolabade su hambre repitiendo todas las frases desu vocabulario. Lo mejor que le puede pasar al problemade la emigración es que no se le ocurra áalgún ministro nombrar una comisión quele estudie. EN LOS PIRINEOS. EN CUALQUIER PUEBLO BAJOS PIRINEOS Julio I o. ví^^^ N los mapas están representadosy pe^ poí* ui^ línea ondulante que va%^^^ desde el uno al otro mar ensan-chándose y estrechándose, desvaneciéndoseen las sutiles sombras del difumino litográ-fico, ó acentuándose bajo un pincel cargadode tinta. A ambos lados, los nombres demuchos pueblos escritos con menuda letrale erizan de líneas, dándole el aspecto delesqueleto de un ofidio. Para la historia, esa cadena de montañas I08 J. ORTEGA MUNILLA. es el teatro de cien combates, y la nieve quecentellea bajo el sol canicular en algunas desus cimas es menos blanca que los huesos dehéroes esparcidos en sus vallecitos cubiertosde flores y perfumados con la cenicientasalvia. A través de sus picachos, los poetas eús-karos de una y otra raza se tienden las ma-nos y entonan sus cantos al heroismo inven-cible y á la libertad foral perdida, yproven-zales


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