La Mujer . autelo-samente al prisionero. Aquellos hombres,entregados siempre al libertinaje más gro-sero, sintieron un goce feroz, porque elbulto era el de una joven india, de her-mosura singular. Uno de los aventureros saltó de impro-viso al sitio donde se hallaba el prisioneroy con hercúleas fuerzas tomó en sus bra-zos á la joven india y llevóla á la forta-leza donde lo esperaban sus compañeros. Durante toda la noche no se oyeron si- no lamentos, terribles alaridos, carcajadasy el. retumbar de los arcabuces. La aurora del nuevo día alumbró dos-cadáveres junto al tronco donde se halla-ra el p
La Mujer . autelo-samente al prisionero. Aquellos hombres,entregados siempre al libertinaje más gro-sero, sintieron un goce feroz, porque elbulto era el de una joven india, de her-mosura singular. Uno de los aventureros saltó de impro-viso al sitio donde se hallaba el prisioneroy con hercúleas fuerzas tomó en sus bra-zos á la joven india y llevóla á la forta-leza donde lo esperaban sus compañeros. Durante toda la noche no se oyeron si- no lamentos, terribles alaridos, carcajadasy el. retumbar de los arcabuces. La aurora del nuevo día alumbró dos-cadáveres junto al tronco donde se halla-ra el prisionero; el del viejo cacique dela tribu y el de la joven india que era suhija. —Y los portugueses? —Fueron sorprendidos esa misma nochepor el valeroso hermano de aquella des-dichada, el que con la numerosa tribu yhaciendo proezas de valor inconcebible,logró despedazarlos y arrojarlos á la co-rriente de esa cascada sin que lograse es-caparse ninguno. He ahí la tradición. Rafael EPIGRAMAS Por sostener que Cervantes-Valía mas que CalderónUn célebre espadachinUna estocada sufrió Y al morir dijo: No sientoLa muerte, válgame Dios!Que siento no haber leídoA ninguno de los dos. A un dandy preguntó RosaEn el Victoria:—Ese dramaQue tanto le agrada á á en verso ó está en prosa?Enristró el dandy su lente Y contestó como un ganzo:—A distinguirlo no alcanzo»Pero el drama es excelente. Por un fuerte constipadoEn cama José sufría, Y el doctor siempre decía:—Es mal de poco cuidado; Y fastidiado José Le dijo con voz sincera:—Menos cuidado me dieraSi lo padeciese usté. Entre !a espada y la pared EPITAFIO Aquí yace un monigoteQue invirtió su vida enter;En reñir la lavanderaY en atusarse el bigote ESPAÑA 1 Al ver, que en estrecho abrazo Se une una madre á su hija; Mi alma se regocija, Y aplaude con emoción; Ah! quiera Dios que por siempre. Brille, esa llama divina, ¡ Que á España y á la Argentina Hoy, abrasa el corazón!
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