La Mujer . —Primer vaso. —dijo el anfitrión ó sea el jóven Heliando el suyo en la canilla del tonel. Los demás lo imitaron y los cinco apuraron aquel líquido como podrían ha-cerlo ustedes con tm vasode agua. Es que aquelloseran grandes bebedores Siguió el segundo va-so, el tercero y el cuartocuando el dueño de casadijo á los demás: — Aunque todos somosmuy honrados, bueno essaber si tenemos nuestros contratos en regla. — Aquí está el mío! —cxolamó uno de aqutllos be-bedores sacando una canora y de olla un pliego quepasódemanoen mano: estaba en regla. Los demás lo iniitaron. S e 11 o n a r o n d
La Mujer . —Primer vaso. —dijo el anfitrión ó sea el jóven Heliando el suyo en la canilla del tonel. Los demás lo imitaron y los cinco apuraron aquel líquido como podrían ha-cerlo ustedes con tm vasode agua. Es que aquelloseran grandes bebedores Siguió el segundo va-so, el tercero y el cuartocuando el dueño de casadijo á los demás: — Aunque todos somosmuy honrados, bueno essaber si tenemos nuestros contratos en regla. — Aquí está el mío! —cxolamó uno de aqutllos be-bedores sacando una canora y de olla un pliego quepasódemanoen mano: estaba en regla. Los demás lo iniitaron. S e 11 o n a r o n d o n u o -vo los vasos y sin des-perdiciar una gota liogaron á la docena. Iban á empezar donuevo cuan lo dos de ^aquellos héroes roda-ron al suelo. Eh, no te caigas,ham!... — \.in dos—dijo el dueño de casa irpasible. —Ten cuidado no seas tii el tercero,—contestóle elque tenía á su lado Sonó una carcajada y el cuerpo do éste cayó entrelos de aqué
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