. Boletín. Science. *260 boletín de la academia nacional de ciencias. segundo ti]»o, el calzado cerrado, se lia desarrollado de la sandalia, a cansa de la complicación de los tientos de atar. Comparando las fíguras que ilustran el texto correspondiente, resulta que se trata de verdaderas hotas sacadas de la jiierna del animal, como por ejemplo, la que va reproducida en nuestra tigura 10. « Este segundo tipo, dice Baumeister, se llamó £vspí;j.'.c ; va muy arriba en la pierna y fué nsa- do especialmente por los cazadores y los campesi- nos ; es el calzado ordinario de la Artemis, y tam- bién en
. Boletín. Science. *260 boletín de la academia nacional de ciencias. segundo ti]»o, el calzado cerrado, se lia desarrollado de la sandalia, a cansa de la complicación de los tientos de atar. Comparando las fíguras que ilustran el texto correspondiente, resulta que se trata de verdaderas hotas sacadas de la jiierna del animal, como por ejemplo, la que va reproducida en nuestra tigura 10. « Este segundo tipo, dice Baumeister, se llamó £vspí;j.'.c ; va muy arriba en la pierna y fué nsa- do especialmente por los cazadores y los campesi- nos ; es el calzado ordinario de la Artemis, y tam- bién en el traje bárbaro de los pedagogos, hállanse formas parecidas ». Examinando la figura 10, consi- derada por Baumeister como típica, resulta que es una bota, abierta a lo largo del empeine y de la par- te anterior de la tibia, pero cerrada con tientos; parece que además se le había agregado una plan- tilla para reforzar la suela. En lo que hace al calzado femenino, dice Bau- meister que era más fino y más elegante; usábanse con preferencia sandalias y zapatillas, y la gran can- tidad de términos comprueban la abundancia de los tipos, como también el cambio en la moda; no es posible, teriíiina, hallar en las esculturas los correspondientes comprobantes. Pasando a otra autoridad en materia clásica, hallamos en la obra <le Blümner sobre la vida y las costumbres de los antiguos griegos (1) más o menos lo mismo que en la del autor recién tratado; sus ideas sobre los tipos del antiguo calzado, son, desde luego, algo confusas, ])ero las ilustraciones que acompañan la obra, son de imi^ortancia para nosotros. Blümner también distingue dos tipos, « sandalias, es decir simples plantillas para ser atadas bajo el pie, y calzados verdaderos; entre ambos tipos hay, sin embargo, tan abundante número de formas intermedias y transitorias, que algunos casos no pueden atribuirse con exactitud ni al uuo ni al otro tipo i)rincipal». Habla al fin de aquel calzado que
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