. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. ó con noble sinceridad laprincesa,—¿tendría tanto empeño en convencerme de si ISABEL LA CATÓLICA 421 de VOS soy querida? También os amé sin conoceros y tam-bién al contemplaros por vez primera encuentro justifica-do mi cariño y me siento orgullosa de él. Amémonos,pues, D. Fernando; santifiquemos nuestro amor con elmatrimonio, y una vez unidos cumplamos nuestros debe-res como esposos y como príncipes. Quién sabe si Diosnos tendrá reservados para grandes empresas. Si así nofuere, velemos, por lo meno
. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. ó con noble sinceridad laprincesa,—¿tendría tanto empeño en convencerme de si ISABEL LA CATÓLICA 421 de VOS soy querida? También os amé sin conoceros y tam-bién al contemplaros por vez primera encuentro justifica-do mi cariño y me siento orgullosa de él. Amémonos,pues, D. Fernando; santifiquemos nuestro amor con elmatrimonio, y una vez unidos cumplamos nuestros debe-res como esposos y como príncipes. Quién sabe si Diosnos tendrá reservados para grandes empresas. Si así nofuere, velemos, por lo menos, por nuestra tranquilidad ynuestra dicha; pero estemos siempre prontos á sacrificar-lo todo para cumplir la voluntad de Dios. Y habló con entusiasmo de aquellas grandezas que ha-bla soñado tantas veces. D. Fernando escuchábala, diciéndose: —Me ama y tiene talento, resolución y energía. ¡Es lamujer por mi soñada! Cuando se despidieron, convenido su enlace, de acuer-do con el arzobispo, para plazo muy breve, los dos mos-trábanse felices y rendidamente n CAPITULO LXI ¡Al ñn unidos!
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