Espartero, novela historica contemporanea por un admirador de sus hechos, y dedicada a sus verdaderos amigos . dias después de todo esto, y se dispusieron a emprender 1;íniarcba hacia Granatula, y íunf|ue durante las tres jorn i -das que tuvieron que andar para llegar a íliclio pueblo,acaecieron distintos y variado- sucesos, solo reíerireni )s unode ellos, por ser el nías importante, com »lo verái ini^i loo-torts por el relato del capítulo siguiente. lllfllffillllllllfllfllllflllill XI, U nUJBL m 20STA. la distancia de una media legua de Grana-tula, haj un parador que aunque pobre ymiserable,


Espartero, novela historica contemporanea por un admirador de sus hechos, y dedicada a sus verdaderos amigos . dias después de todo esto, y se dispusieron a emprender 1;íniarcba hacia Granatula, y íunf|ue durante las tres jorn i -das que tuvieron que andar para llegar a íliclio pueblo,acaecieron distintos y variado- sucesos, solo reíerireni )s unode ellos, por ser el nías importante, com »lo verái ini^i loo-torts por el relato del capítulo siguiente. lllfllffillllllllfllfllllflllill XI, U nUJBL m 20STA. la distancia de una media legua de Grana-tula, haj un parador que aunque pobre ymiserable, suelen en él descansar toda cla-se de transeúntes, si no para pernoctar, almenos para dar un pequeño desahogo al áni-^Yv^^í ^^ fatigado por el camino. Es también punto de*signado, para que las dilijencias que frecuentemen-te transitan por la carrera de una parte á otra,^^^ bagan allí sus paradas y enganches de este nnsero establecimiento llegaron nuestros dos te-nientes con intento de descansar; pero ¡ojala y nunca hu-Jüieran peusadg efectuar s^Uí su parada transitoria! Por. JQb íufifstos rcsnltad is1^- piuJují» este icncillo y unlm^iiiloiMeiitt!, á las (>rhiicipalcs j ersuiias del inined .ito ,»uci».üde (/latiúttila, t:()ii«)cei áii mis lectores, que carece deiiliidaiticiilu lili [ esclaiiiaciuii. Liaij las nueve dtí la iii:.riaiia^ el limpio y despejado lir-inamciJlü (icjal)^ osteiiLar al sol con su trab[>a; eiile a¿ul lareluciente belleza de sus eiicendiil»>s rayos, rayos ({uc Ua-ñabau U cí)Leiisa y árida cai^^piña de Lodo a([Uel va&lo tci ii-^orío. Dos luiüá caballo, y acompañados de otros dos a> s^»teutesacababan iic Hojear al uíeucionado pai ador. üs|.oseiaQBaldomcro y Torres. — Ya conoces, dijo el último a Haldomero apeándose, laescasez de aLjua que se deja sentir por est «s sitiost uiei^ia le-¿;ua escasa nos queda que caminar para llegar á nuestropueblo; yo tenyo muclia sed y


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