. Cosmos : revista ilustrada de artes y ciencias. Science; Science. 50 COSMOS Ijlacióii lio ora posible oiicontiar siempre te- rrenos blandos; lo que obligó sin duda á perleccionar el instrumento y á aplicar el buey á su tracción. Es muy difícil, por falta de datos, poder seguir las modificaciones que se le fueron haciendo. Lo que sí sabe- mos con certeza es que desde liace dos mil años el arado tenía ya todas las piezas de que se compone actualmente; es decir, la reja, mancera, timón, ciicldllo, vcrledcra y hasta las ruedas, estando ya bosquejados también el 1aló?t y el regulador, aunque sin


. Cosmos : revista ilustrada de artes y ciencias. Science; Science. 50 COSMOS Ijlacióii lio ora posible oiicontiar siempre te- rrenos blandos; lo que obligó sin duda á perleccionar el instrumento y á aplicar el buey á su tracción. Es muy difícil, por falta de datos, poder seguir las modificaciones que se le fueron haciendo. Lo que sí sabe- mos con certeza es que desde liace dos mil años el arado tenía ya todas las piezas de que se compone actualmente; es decir, la reja, mancera, timón, ciicldllo, vcrledcra y hasta las ruedas, estando ya bosquejados también el 1aló?t y el regulador, aunque sin ser piezas distintas ó separables, como pasa en la actualidad. Hoy podríamos decir que el arado, en su evolución, ha pasado por dos períodos ó épo- cas pinclpales: la primitiva que abarca el pe- ríodo que hemos bosquejado á grandes ras- o-os ó sea el de invención y constitución del arado en sus órganos fundamentales y el mo- derno ó de perfeccionamiento aislado ó de detalle délos órganos que lo forman, perfec- cionamientos en que tanto sobresalieron Wal- TER Blith, Aubuthnot, Jeffeuson, Lamdrus- CHINI, DOMBASLE, GrANDVOINNET, OtC. Y últimamente tuvimos oportunidad de exa- minar el arado perfeccionado de nuestro cola- borador el Sr. Ing". Agustín M. Chávez y nos sorprendieron tanto las ventajas prácti- ticas que resultan de su uso, sobre todo cuan- do se las compara con la aparente pequenez de las modificaciones introducidas en las más perfectas formas conocidas del arado, que no hemos podido resistir á la tentación de darlo á conocer á los lectores del Cosmos. El arado Chávez, Fig. 41, difiere esen- cialmente de todos sus antecesores por la disposición especial del timón, del regula- dor y del avantrén. La refprma fundamental radica esencial- mente en la inclinación que se le ha dado al timón. En todos los arados conocidos, el ti- món es horizontal ó de inclinación acciden- tal muy ligera, que no se ha aprovechado en beneficio


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