La Mujer . su ]^adre h nnhi-e que (fuiererobármelos. ALBÚM-HEVISTA LA MUJER Y añadió con risa^ nerviosa impregnada enlágrimas: —Si lo sabré yo que soy su madre! Y como si toda su presencia de ánimo hu-biese concluido, dejó rienda suelta á sus so-llozos. El juez mandó terminar la audiencia y losniños marcharon con su depositario. Vino el fallo y apesar de la terrible declara-ción do Clemencia ls hijos nacidos en elmatrimonio debían de ir con el único ij esclusivopadre que la ley reconocía:—Ludovico! ¡Ludovico los rechazó! Leo el escrito pré.sentado por é Yuélcanse nlli todos


La Mujer . su ]^adre h nnhi-e que (fuiererobármelos. ALBÚM-HEVISTA LA MUJER Y añadió con risa^ nerviosa impregnada enlágrimas: —Si lo sabré yo que soy su madre! Y como si toda su presencia de ánimo hu-biese concluido, dejó rienda suelta á sus so-llozos. El juez mandó terminar la audiencia y losniños marcharon con su depositario. Vino el fallo y apesar de la terrible declara-ción do Clemencia ls hijos nacidos en elmatrimonio debían de ir con el único ij esclusivopadre que la ley reconocía:—Ludovico! ¡Ludovico los rechazó! Leo el escrito pré.sentado por é Yuélcanse nlli todos los sentimientos gene-rosos de la honradez Parece que estuviera escrito con la sangrede su alma! ¿era cierta la terrible revelación de( lemencia No:—era la madre que lo arrostraba todopor no verse separada de sus hijos! ¡Infeliz! y sin embargo, los separaba de lasociedad que los rechazó de si como hijos^deladulterio! R. B. MUSEO HISTÓRICO NACIONAL. VISTA DE GUAYAQUIL A B A N D O X A D A I Era una noche preciosaSuspirando en la ventanaUna joven muy hermosaSe hallaba triste y nombre de ella era Juana. Su frente estaba surcadaTor las huellas del dolor,Muy triste era su mirada;lor la pena marchitadaHabía sido aquella tlor. El desengaño empañóDe su alogria el cristal,La ilusión poco duró,IjO bello (iiic ayer soñóMas tardo so trocó en mal. Ali! no llo^ó á comprenderIobre y desgraciada . Jiay mucho que padecer\ que si sonrió el ayerMo nos sonreirá el inañana. Pues condonados vivimos Y al mal unidos e^ daños recibimos, Y si iioy aloírre roímos^lañana triste lloramos. Satisfecha y placoiiioraVeía la joven, antes, risueña primavera, Y para ella un placer eraVer las t()r(oias amantes. Esto tan dulce en \ crdadYa no la atraía ahoraPues la hiri() ia realidad Y anhelaba soledad l¿ne es amiira del qiio llora. Por oso (jue allí se hallabaSuspirando solitai ia. Y en tanto al a


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