América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . usan un pequeño delantalsujeto á la cintura. En la mayorparte de las tribus la desnudez delas mujeres es absoluta; algunas Retrato de m. kóiz de Scherft otras por todo adorno usan unas sartas de abalorios dispuestas en cuadro de unos quince centí-metros de lado, y si estas no bastan, algunas conchas ó una cinta; pero la mayor parte de lasveces no llevan nada. Las muchachas se casan á los doce años, y á esta edad seria agradablesu fisonomía si en su boca no se dibujaran rasgos que revelan cierta du


América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . usan un pequeño delantalsujeto á la cintura. En la mayorparte de las tribus la desnudez delas mujeres es absoluta; algunas Retrato de m. kóiz de Scherft otras por todo adorno usan unas sartas de abalorios dispuestas en cuadro de unos quince centí-metros de lado, y si estas no bastan, algunas conchas ó una cinta; pero la mayor parte de lasveces no llevan nada. Las muchachas se casan á los doce años, y á esta edad seria agradablesu fisonomía si en su boca no se dibujaran rasgos que revelan cierta dureza. Los contornos deltorso pierden la finura de líneas desde la edad de catorce años, en la que generalmente empie-zan á ser madres. Acostumbradas á una vida tan ruda como la de los hombres, adquieren igualvigor que ellos y gozan de una salud á toda prueba. El matrimonio por parte del hombre sereduce á elegir libremente á una mujer soltera de su tribu; toda su ambición se limita á po-seer una mujer, un arco, una bodoquera, algunos anzuelos, un hacha y una copita de E.^alvjAT 7/0 AMÉRICA PINTORESCA En cualquier parte encuentra leña y hojas para construir su rancho, un rincón de bosque queincendiar en donde sembrar la yuca y el maíz, que la esposa se encarga de cultivar, mientrasél corre en busca de caza y pesca para la familia. El amor de padre y el de esposo están muydesarrollados en todas estas tribus, y las mujeres son objeto de las mayores atenciones porparte de sus maridos. He oido contar que uno de ellos que habia cedido á un blanco un pá-jaro llamado tente, á cambio de un liacha, al dia siguiente devolvió el hacha al compradordiciéndole: «Devuélveme el tente, que mi mujer no hace más que llorar desde que no le tie-ne; déjame consolarla.» Si el estado de desnudez es habitual entre los indios del Putumayo, no son menos aficio-nados á sobrecargarse de adornos en dias de regocijo, matri-monios, nacimientos, etc., ó cuando las tr


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