. Fabulas. cuya tela es bien se indique No llegaba su grueso al de un tabique. —¿Qué hace usted por ahí revuelto en lana (Gritó el ropero), con el sol que pilla? Y en son el viejo contestóle grato: —¿No lo ve usted? Refresco la guardilla. Siéntese usted un rato Aquí en el caballete: Verá, tras la asentada Si en mi chiscón se mete, ¡Qué frescura hay ahí tan regalada! Este sistema térmico-cristiano Uso por el verano; Para Año Nuevo, la estación cambiada,Cosa es muy tome usted á risaLo que en región tan alta se le el invierno ya que á las sábanas gla
. Fabulas. cuya tela es bien se indique No llegaba su grueso al de un tabique. —¿Qué hace usted por ahí revuelto en lana (Gritó el ropero), con el sol que pilla? Y en son el viejo contestóle grato: —¿No lo ve usted? Refresco la guardilla. Siéntese usted un rato Aquí en el caballete: Verá, tras la asentada Si en mi chiscón se mete, ¡Qué frescura hay ahí tan regalada! Este sistema térmico-cristiano Uso por el verano; Para Año Nuevo, la estación cambiada,Cosa es muy tome usted á risaLo que en región tan alta se le el invierno ya que á las sábanas glacialesMi pobre cuerpo dé (por hoy sin males).Un cuarto de hora y más ando en camisa:La cama así, cuando en sus paños entro,jTan abrigada y rica me la encuentro!En males que reputo los menores,Pruebo y comparo si los hay ó el ropero aquí, los ojos bajos:—¡Eso sí que es triunfar de los trabajos!Reniego de mis pullas y me tocar usted más que el PAJAROTADA. Los gorriones del barrio del Congreso, Para anunciar un próspero suceso, En las afueras de Madrid un día Juntaron chica y gran pajarería. Omitiendo, sagaces, En la junta incluir picos rapaces. Sin águila, sin buitre ni lechuza, Hubo cisne, avestruz y aun avestruza; Y abierta la sesión, con regocijo Tierno un gorrión al auditorio dijo: —¡Albricias, compañeros! Nuestros contrarios fieros Ya, por fin, de tal suerte Se dan á la razón contra lo usado. Que tienen decretado No pronunciar desde hoy pena de muerte. Ya entendéis que si dejan Vida á los criminales, 430 OBRAS DE HARTZENBUSCH La razón, mil razones aconsejan,A nada que los buenos lo mediten,Que es ya un horror que la existencia quitenA pobres inocentes principios del bien triunfan al cabo:Alégrense perdiz, pichón y pavo, Y no menor contento les esperaA cabrito y lechón, manso y ternera.—¡Ay! (saltó una gallina),Temo que el informante son los hombres genteQue en su
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