Cronica universal del principado de Cataluña . y4i a Morales y Viladamor, refiriendo á Quintiliano, que los tarra-6o> conenses hallaron un día que habia nacido y crecido una pal- Vilad. ma en el ara del templo. Y como los gentiles eran tan su-persticiosos, tuvieron esto por un grande y favorable pronos-tico : y por esto, con mucha diligencia enviaron embajadoresá Octaviano, dándole la buena nueva y el parabién de aquelportento y misterioso señal. 4 Octaviano les respondió que conocía cuan pocas veces ha-cían fuego en el ara, pues si con frecuencia lo hubieran he-cho con los sacrificio


Cronica universal del principado de Cataluña . y4i a Morales y Viladamor, refiriendo á Quintiliano, que los tarra-6o> conenses hallaron un día que habia nacido y crecido una pal- Vilad. ma en el ara del templo. Y como los gentiles eran tan su-persticiosos, tuvieron esto por un grande y favorable pronos-tico : y por esto, con mucha diligencia enviaron embajadoresá Octaviano, dándole la buena nueva y el parabién de aquelportento y misterioso señal. 4 Octaviano les respondió que conocía cuan pocas veces ha-cían fuego en el ara, pues si con frecuencia lo hubieran he-cho con los sacrificios, hubieran impedido el nacimiento y cre-citud de la palma. Pero dice Quintiliano que Octaviano dijo Ag. dial. 1. esto por donaire. Pues según escribe el arzobispo D. Antonioy 7* Agustín, los tarraconenses no dejaron por eso de tener en mu- cho aquel acaso; antes bien estimándolo mucho, para dejarloen perpetua memoria, batieron una moneda, que en la unaparte tenia un toro, y en la otra una ara con una palma 9 eala forma siguiente:. 5 De la cual moneda, aquellas letras C. V. T. T. hansido esplicadas por el mismo D. Antonio Agustín. Y á mí meparece que son las propias que esplique arriba en el capítulonoventa y uno; y quieren decir: Colonia, Vencedora, Terrena6 Togata Tarraconense. Lo que es un grande testimonio deesto que hemos escrito, sacado originalmente de Quintiliano. 6 Mas adelante, no satisfechos aun con haber dado estademostración de su aprecio hacia Augusto, después que fuémuerto le edificaron un templo, reconociéndole y venerándoleen él como a dios. De lo cual da testimonio aquella otra mo-neda , que en memoria suya batieron los tarraconenses: la cualpondré en el capítulo segundo del libro cuarto. LIBRO III. CAP. XCIV. 2 6l y Y no contentos con haber adulado y honrado al empe-rador Octaviano de dichos modos: sabiendo ellos que tenia dosnietos, hijos de su hija Julia y de Marco Agripa su marido,que se nombraban Cayo y Lucio, y Octaviano se los h


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