La Mujer . , en la cual cabal-gaban extrañas figuras, de faz china, pero de raras vesti-mentas. Luego los coches con las provisiones de viaje y el equi-paje del difunto. Un carro fúnebre, tirado por cuatro caballos cubiertosde negros paramentos y seguido por un caballo sin jinete,también encubertado de negro, conducía el cadáver. Allado del cochero iba el buen espíritu de Satán peroahora con terrible continente, pues debía espantar á losángeles rebeldes que se atreviesen á seguir el cadáver. A pie, á caballo y en setenta y cinco carruajes siguie-ron centenares de chinos, muchos en trajes de fi
La Mujer . , en la cual cabal-gaban extrañas figuras, de faz china, pero de raras vesti-mentas. Luego los coches con las provisiones de viaje y el equi-paje del difunto. Un carro fúnebre, tirado por cuatro caballos cubiertosde negros paramentos y seguido por un caballo sin jinete,también encubertado de negro, conducía el cadáver. Allado del cochero iba el buen espíritu de Satán peroahora con terrible continente, pues debía espantar á losángeles rebeldes que se atreviesen á seguir el cadáver. A pie, á caballo y en setenta y cinco carruajes siguie-ron centenares de chinos, muchos en trajes de fiesta, perola mayoría con sus blusas y pantalones ordinarios. Al ííegar al cementerio se practicaron nuevas ceremo-nias. Después quemaron todos los trajes y adminículosfunerarios, porque los chinos no gustan de celebrar pos-teriores funerales con trajes que han sido usados, y porúltimo se despidieron del cadáver, que bajó á la fosa enmedio de un profundo silencio. X. B. TIEW-TSIN. CHINA. EL GRAN CANAL EN LA CONCESIÓN EUROPEA 10 LA MUJER. Album de las Familias
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