. Fabulas. en mis lo entendisteis mal: habréis oídoA pobres gentes de razón cosas decir.—Y algún perdidoPalmotear debió, diciendo aparte:—¡Gracias por el favor que dais al arte!Pueda yo apiolar á Luis y á Roque,Y la justicia á mí que no me toque.¡Vivan, vivan los Cándidos padrinosDe incendiarios, ladrones y asesinos!Basta.—Sabed, aladas criaturas,Que no se arregla el mundo con locuras;Mientras alzado esté hierro que el verdugo es disparate. NOTA EN VERSO Á ESTA FÁBULA. (Pensamiento del difunto D. Antonio María Segovia.) La ley que nos exime de la penaBárba


. Fabulas. en mis lo entendisteis mal: habréis oídoA pobres gentes de razón cosas decir.—Y algún perdidoPalmotear debió, diciendo aparte:—¡Gracias por el favor que dais al arte!Pueda yo apiolar á Luis y á Roque,Y la justicia á mí que no me toque.¡Vivan, vivan los Cándidos padrinosDe incendiarios, ladrones y asesinos!Basta.—Sabed, aladas criaturas,Que no se arregla el mundo con locuras;Mientras alzado esté hierro que el verdugo es disparate. NOTA EN VERSO Á ESTA FÁBULA. (Pensamiento del difunto D. Antonio María Segovia.) La ley que nos exime de la penaBárbara capital, ley que es tan buena,Debe en estilo redactarse sin reparo:—Todos en el país de las pueden matar, menos los jueces. 1 SEÑAS MORTALES. H ERMOSA es Doña Ginesa Y de virtud conocida. —Yo no la he visto en mi vida, Y jurara que es espesa.—Sin haberla conocido,¿Quién da su fallo tremendo?—Cualquiera lo dice, viendoLa ropa de su - LXIII - 28 LA HISTORIA DEL LOBO VIEJO EN SIETE FÁBULAS l. Entrando con sus uñas en consejoCierto lobo sagaz al verse viejo,Treguas hacer con los pastores meditó cuerdo y conciso, Y en busca fué del mayoral del hato,Que á la lobera vió más inmediato. —Pastor (dijo el truhán con voz melosa),Tú por ladrón me tienes y asesino,Y, amigo, no hay tal cosa;Es que tal vez y tal hace hambre tanta,Que uno sale de tino, Y clava el diente á recental y es rabioso el mal de la íbrame de ella tú, y á buen seguro (O Originales de Lessing, en prosa. Traducción libre. 436 OBRAS DE HARTZENBUSCH Que de mí formen quejaNunca jamás zagal ni ándome cada día mi costumbre,Teniéndome harto á mí de tierno ó duro,Ni el más dócil y tímido corderoMe aventaja en paciencia y mansedumbre.—¡Tiene (dijo el pastor) el dicho gracia!—¡Hártame y no hurtaré! Mas ¿quién te sacia?Nos enseña un proverbio de periciaQue nunca se harta


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