. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPITULO XXVI Nuevas intrigas. UELTA la corte á Madrid después de la so-lemne ceremonia de los Toros de Gui-sando, comenzaron de nuevo las intri-gas de Pacheco, quien para vencer enellas contaba ahora con la privanza del rey. Sabedor de la fuga de D.^ Juana de la fortaleza deAlaejos, de la situación desairada en que Fonseca habíaquedado y del disgusto de Santillana y los Mendozas porla proclamación de D.^ Isabel como princesa de Asturias,buscaba nuevo modo de entenderse con la esposa de donEnrique,
. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPITULO XXVI Nuevas intrigas. UELTA la corte á Madrid después de la so-lemne ceremonia de los Toros de Gui-sando, comenzaron de nuevo las intri-gas de Pacheco, quien para vencer enellas contaba ahora con la privanza del rey. Sabedor de la fuga de D.^ Juana de la fortaleza deAlaejos, de la situación desairada en que Fonseca habíaquedado y del disgusto de Santillana y los Mendozas porla proclamación de D.^ Isabel como princesa de Asturias,buscaba nuevo modo de entenderse con la esposa de donEnrique, siempre con el fin de estorbar el matrimonio deIsabel con D. Fernando, cuando supo que en nombre dela reina, D. Luis Hurtado presentóse al nuncio de Su San-tidad formulando una enérgica protesta por la proplama-ción de D.^ Isabel y amenazando quejarse públicamentedel Papa, como juez parcial é injusto en aquella cuestióóse D. Juan con D. Luis, por medio de él llegó áuna avenencia con D. Juana y sus entusiastas partidarios ISABEL LA CATÓLICA 195 los Mendozas y Santillana, y convinieron, con satisfac-
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