. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. nfanta que sus nobles palabras habíanproducido efecto, y aún lo acentuó más agregando: —Y ved, que os halláis en la imposibilidad de hacerotra cosa que la que os recomiendo. Muerto Alfonso y nodispuesta yo á amparar vuestra rebelión, ¿á quién acudi-réis para ofrecerle la corona que injustamente queréis ISABEL LA CATÓLICA 33 arrancar de las sienes de Enrique? ¿Mendigaréis de lascortes extranjeras, que os cedan un príncipe para procla-marlo vuestro rey? Fuera crimen de lesa patria que devosotros no e
. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. nfanta que sus nobles palabras habíanproducido efecto, y aún lo acentuó más agregando: —Y ved, que os halláis en la imposibilidad de hacerotra cosa que la que os recomiendo. Muerto Alfonso y nodispuesta yo á amparar vuestra rebelión, ¿á quién acudi-réis para ofrecerle la corona que injustamente queréis ISABEL LA CATÓLICA 33 arrancar de las sienes de Enrique? ¿Mendigaréis de lascortes extranjeras, que os cedan un príncipe para procla-marlo vuestro rey? Fuera crimen de lesa patria que devosotros no espero, y si tal hicierais, yo, débil mujer, em-puñaría una espada, y con los patriotas de buena volun-tad que quisieran seguirme, pelearía en contra os queda, pues, otro remedio, que hacer lo que yo osdigo. Consultó Pacheco con los demás nobles, y de acuerdocon ellos pidió á la infanta que les permitiese deliberarsobre lo que debían hacer. Accedió ella y retiróse con sus damas, diciendo:—En mi cámara aguardo el resultado de vuestras CAPITULO IV La osadía de un moaje y los celos de una dama
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