La Mujer . Escolta del Pbestdknte dk la R. Aegkxtixa(lofograbado del sertor Laute.) ALBUM-REVISTA LA MUJER. DESCOMO EMPECÉ EL OFICIO bÁ rrii sueño dorado dechiquillo, llegar á ser pe-riodista. Con cuanta admiración yrespeto oía hablar de Ho-racio Várela, el Barrabás dela Tribuna! |é»_Yo miraba á los que es-cribían, para las hojas im-presas, con la veneraciónde un fanático! Pues y á los novelis-tas?... Me los imaginabasemí-dioses! Llegaba á pensar que lospoetas tenían, como San Pe-dro, las llaves del cielo. Un zurcidor de sueltosnoticiosos; un simple ga-cetillero; un redactor depacotilla; un ve


La Mujer . Escolta del Pbestdknte dk la R. Aegkxtixa(lofograbado del sertor Laute.) ALBUM-REVISTA LA MUJER. DESCOMO EMPECÉ EL OFICIO bÁ rrii sueño dorado dechiquillo, llegar á ser pe-riodista. Con cuanta admiración yrespeto oía hablar de Ho-racio Várela, el Barrabás dela Tribuna! |é»_Yo miraba á los que es-cribían, para las hojas im-presas, con la veneraciónde un fanático! Pues y á los novelis-tas?... Me los imaginabasemí-dioses! Llegaba á pensar que lospoetas tenían, como San Pe-dro, las llaves del cielo. Un zurcidor de sueltosnoticiosos; un simple ga-cetillero; un redactor depacotilla; un versificadorrapsodista, me dejaba contamaña boca abierta. Me atreví:—hice versos, formé prosa y una vez ¡la vorágine!—borroneé más papel que el que se pre-senta en tres años á nuestra justicia ordinaria. Qué artículos aquellos y sobre todo, qué berzas aque-llas!... Cuando á mí mismo me parecía detestable!... Pero, no desmayé: tenia vocación, decidida vocación ydespués de baquetearme de una manera asombrosa, de lanoche á la mañana tuve la audacia de


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