La Mujer . a,mujer querendona , , La idea vuelve aManolo Linares. Vuelve, porque ve pa-sar otra vez a Laura Rosa. La ve des-de allí, desde la caja. La ve, sin de-jar de mirar hacia las mesas. Sin dejarde hacer, cada tanto, la advertei — ¡Atiende allí. .! Laura Rosa sabe que Manolo Lina-res la mira, ¡Vaya si lo sabe! Por esopasa frente al bar La Esperanza va-rias veces durante el dia, ingeniándosepara incluir en el recorrido que le exi-gen sus quehaceres callejeros —el al-macén, el mercado, la lechería, la tien-da del mercero Pablo— aquellas pasa-das. Siempre muy compuesta, siemprecomo de fiest


La Mujer . a,mujer querendona , , La idea vuelve aManolo Linares. Vuelve, porque ve pa-sar otra vez a Laura Rosa. La ve des-de allí, desde la caja. La ve, sin de-jar de mirar hacia las mesas. Sin dejarde hacer, cada tanto, la advertei — ¡Atiende allí. .! Laura Rosa sabe que Manolo Lina-res la mira, ¡Vaya si lo sabe! Por esopasa frente al bar La Esperanza va-rias veces durante el dia, ingeniándosepara incluir en el recorrido que le exi-gen sus quehaceres callejeros —el al-macén, el mercado, la lechería, la tien-da del mercero Pablo— aquellas pasa-das. Siempre muy compuesta, siemprecomo de fiesta, fragante como frutafresca, risueña. Hasta que un día Manolo Linares nopiensa más. Sabe que si piensa no lohace, Es tímido con las mujeres,sofuto. Y el mercero Pablo la mira mu-cho, también, a Laura Rosa. Por eso es,de pronto, todo impulso Todo un de-Jarse lle\ar. Todo el escuchar una vozque le dice: O lo haces o la pierdes,que a esa muchacha la codician mu-chos. Por eso. al verla otra. iinulo lo perdía todo. Lau-ra Rosa le había echado los bra¿os alcuello. Fragante, fresca, fruta maduro,Manolo se acordó de su sueño: Casarse, hijos, ser atendido, buena (da, ropa limpia, mujer Rosa exigió.—¿Y. , ? —Está bien. Laura Rosa, como túquieras , . ya nos arreglaremos. Para arreglarse alquilaron aquellaalegre, entre árboles, campo en tor-no y mucho sol. Treinta minutos de tr<y ya estaba Manolo Linares en eí treinta, y de regi-eso a casa. Allí,donde Laura Rosa tenia todo brillante,pulcro. Donde Manolo Lintraba atención, buena comida, ropa lim-pia. Y a don Domingo, sentado ante lapuerta en el buen tiempo o al caloide la cocina cuando, afuera, no estar.—Buenas, don Domingo.,.—Buenas, Manuel. Después Laura Rosa, que le echabalos brazos al cuello y le decía:— iQuerido Manoio!Laura Rosa que. mientras lo mima-ba, le decía siempre: —Marido como el mío, ¿quién lo tie-ne?. . Bueno, trabajador ., Una joya


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