Historia de la Villa y Corte de Madrid . inducían á sus adversarios á valerse de igua-les medios; por todas partes se juntaban en secreto los liberales, y conjurados contrael actual orden de cosas, vivían, por decirlo así, en conspiración perpetua. En Valen-cia, el capitán general Elio sorprendió una de aquellas juntas, atravesó con su espadaal que hacia cabeza de ella, mandándole colgar en seguida de una horca, fusiló á suscómplices, y porque los magistrados de la audiencia habían andado remisos en conde-narlos, lo fueron ellos á quedar suspensos de sus funciones. En Cataluña, en Granada,en M


Historia de la Villa y Corte de Madrid . inducían á sus adversarios á valerse de igua-les medios; por todas partes se juntaban en secreto los liberales, y conjurados contrael actual orden de cosas, vivían, por decirlo así, en conspiración perpetua. En Valen-cia, el capitán general Elio sorprendió una de aquellas juntas, atravesó con su espadaal que hacia cabeza de ella, mandándole colgar en seguida de una horca, fusiló á suscómplices, y porque los magistrados de la audiencia habían andado remisos en conde-narlos, lo fueron ellos á quedar suspensos de sus funciones. En Cataluña, en Granada,en Madrid mismo, sólo se pensaba en conspiraciones, los liberales para fraguarlas, elgobierno para descubrirlas y castigar con la última pena á los que en ellas tomabanparte, y á veces á los que se sospechaba que la tenían. En Cádiz se habia organizadode tiempo atrás una sociedad masónica. Con el nombre de francmasones se honrabanla mayor parte de los liberales de la provincia, y muchos de los jefes y oficíales del. T-tJ] i—I 2 SríiUNDA PARTE, CAP. XII. 417 ejército que en ella había. La masonería española se consideraba como reFormada; enaquella ciudad habia un capítulo snbemyío; creóse ademas una especie de ló^ia cen-tral llamada taller sublime; asociaciones no menos ridiculas que los nombres, emble-mas, juramentos y prácticas de que se vallan; que especulaban con el secreto y hacíangala de la publicidad; inventadas para asustar á los débiles y medrosos, para avivarel fanatismo de los ignorantes é introducir en todas partes la desconfianza, el desordeny la anarquía. Urdió pues su correspondiente conspiración la sociedad de Cádiz; entróen inteligencias con el conde de La Bisbal, gobernador de la plaza; pero éste, y unode los jefes de la expedición que se estaba armando para América, don Pedro Sars-field, después de mil enredos y peripecias, deshicieron aquella trama, prendiendo á loscoroneles y comandantes de los batallones que e


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