España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . Alfonso el Sabio y la de Ara-gón un don Jaime I el Conquistador^ a cuyo esfuerzo ceden losmusulmanes de Valencia y de Mallorca, rescatadas para siempreestas poblaciones de la dominación islamita. Lastima grande enverdad, que á despecho de los generosos alientos del ilustre autorde las Partidas^ no hubiera sido para éste cumplidero, como nolo fué para sus sucesores, el dar realidad al pensamiento de sanFernando, ya que no rescatando en el África las antiguas pose-siones de Iberia, al menos las hermosas comarcas del Mediodíade España, do


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . Alfonso el Sabio y la de Ara-gón un don Jaime I el Conquistador^ a cuyo esfuerzo ceden losmusulmanes de Valencia y de Mallorca, rescatadas para siempreestas poblaciones de la dominación islamita. Lastima grande enverdad, que á despecho de los generosos alientos del ilustre autorde las Partidas^ no hubiera sido para éste cumplidero, como nolo fué para sus sucesores, el dar realidad al pensamiento de sanFernando, ya que no rescatando en el África las antiguas pose-siones de Iberia, al menos las hermosas comarcas del Mediodíade España, donde brilla por vez postrera con maravilloso esplen-dor el astro de los mahometanos, bajo el cetro de la fastuosadinastía de los Al-Ahmares¡ (i) Pueden los lectores que lo desearen consultar los referidos epígrafes enel t. II de la Esp. Sagrada y en particular el arábigo en la pág. i 43 de nuestra Me-moria acerca de algunas inscripciones arábigas de Esparta y Portugal, publicadapor el xMuseo Arqueológico Nacional en el pasado año de CAPÍTULO X Castilla y Burgos desde 1252 á 1517 Xí A venturosa y ya definitiva fu-sión de las coronas de León yde Castilla por una parte; las glo-riosas conquistas, por otra, de ciu-dades tan ricas y tan populosas comolo habían sido } eran aún Córdobay Murcia, Jaén y Sevilla, Jerez y Cá-diz, con casi todos sus pingües yrespectivos distritos, conquistas que,con las no menos afortunadas deValencia y de Mallorca, dejaban elpoderío islamita reducido á los es-trechos límites del reino de Gra-nada, poco hacía fundado por Al-Ahmar I, y dilataban las fronteras castellanas hasta el mismoEstrecho gaditano; el establecimiento de la corte en la opulen-ta Ixbilia, y el interés principalísimo con que, por último, brin- 3l6 BURGOS daban las feraces comarcas andaluzas, teatro ahora exclusivo dela triunfante Reconquista, parecía como que alejaban para siem-pre todo prestigio y toda autoridad de la noble Burgos, la ciudaddel A


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