La captura de Sorocaima . feroz lucha cayeron atravesados pornuestras flechas. Sus cadáveres los tiramos al ríoy colgamos sus vestidos en esas ramas para quesi algún otro se le ocurre aventurarse hasta aquíse dé cuenta de la suerte que le espera. Topo seguía dando muestras de inusitada ale-gría haciendo molinetes con su pesada El poblado de los Mariches se apretaba en unangosto valle muy inclinado y de difícil Sorocaima llegó a las primeras chozas,todos los habitantes llenaban los senseros y pro-rrumpieron en gritos y exclamaciones de alegrí lo esperaba en el


La captura de Sorocaima . feroz lucha cayeron atravesados pornuestras flechas. Sus cadáveres los tiramos al ríoy colgamos sus vestidos en esas ramas para quesi algún otro se le ocurre aventurarse hasta aquíse dé cuenta de la suerte que le espera. Topo seguía dando muestras de inusitada ale-gría haciendo molinetes con su pesada El poblado de los Mariches se apretaba en unangosto valle muy inclinado y de difícil Sorocaima llegó a las primeras chozas,todos los habitantes llenaban los senseros y pro-rrumpieron en gritos y exclamaciones de alegrí lo esperaba en el rancho más granderodeado de un grupo de guerreros. Al saludarlocon el ceremonial de estilo entre caciques le dijo: —¡Gran amigo Sorocaima!, desde hace muchotiempo tenía deseos de conocerte y hoy me con-sidero muy honrado de recibirte en mi el mundo, como has visto, festeja tu llegaday desea que tu permanencia en estas tierras, quedebes considerar como tuyas, sea grata y placen-tera. — 106 —. —Gracias, Tamanaco —contestó Sorocaima—gracias por tu benévola acogida. Me siento orgu-lloso de tu amistad y de haber pisado estas tie-rras. Tu fama de guerrero valeroso y esforzadoha trascendido las fronteras de estos valles y nohay tribu ni nación, comenzando por la mía, queno rinda tributo de admiración al cacique mástemido por los invasores. Traigo un mensaje deamistad de mi pueblo para el tuyo y espero queen estas horas conflictivas, en las cuales se juegala suerte de todos nosotros, nuestra entrevistadará los frutos apetecidos y conduzca a realizarlos planes que nos hemos trazado. —Espero que así sea Sorocaima —respondióTamanaco—. Yo y todos mis guerreros estamosansiosos de recuperar la tranquilidad que hemosperdido y en recobrar la paz que disfrutábamoshasta hace poco tiempo. Desgraciadamente nues-tra situación se hace más insegura cada día. Perono adelantemos nuestra conversación Sorocaima,es necesario que tú y tus guerreros


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