América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . r estarresueltos á emprender el gran viaje. Les pago al punto, pero les ruego que me dejen mi pa-leto hasta la desembocadura del rio, á lo cual acceden, si bien con la condición de que les en-tregue de antemano los pocos botones que le quedan. Nos ponemos en marcha con un refuerzo de tres hombres. Olori se embarca en mi ligerapiragua con Apatú. Casi todos los dias encontramos viviendas, y tengo ocasión de hablar conlos indígenas y de reunir objetos etnográficos: entre otras cosas compro pinturas s


América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . r estarresueltos á emprender el gran viaje. Les pago al punto, pero les ruego que me dejen mi pa-leto hasta la desembocadura del rio, á lo cual acceden, si bien con la condición de que les en-tregue de antemano los pocos botones que le quedan. Nos ponemos en marcha con un refuerzo de tres hombres. Olori se embarca en mi ligerapiragua con Apatú. Casi todos los dias encontramos viviendas, y tengo ocasión de hablar conlos indígenas y de reunir objetos etnográficos: entre otras cosas compro pinturas sobre ma- 2l6 AMÉRICA PINTORESCA dera análogas á la que he encontrado en casa de Macuipi, y cucharas que no carecen de ori-ginalidad, pues están hechas con el occipucio de un cuata adaptado con un cordel á unmango de madera. Estos instrumentos son tan cómodos, que los empleamos para nuestrouso personal. 29 de noviembre. — Media hora después de nuestra partida, saltamos en tierra persiguien-do una manada de pécaris que acaban de cruzar el rio. Olori imita el ladrido de un perro. ^r^^:?^ :i=?l8íB-*í Fumigación de tabaco con objeto de hacerlos volver: la manada vuelve en efecto encaminándose hacia nosotros:Apatú y yo nos apresuramos á trepar á un árbol, pero el indio se queda en tierra con unasangre fria que me llena de asombro; se aposta detrás de un arbolillo que encorva hasta elsuelo, y resguardado por este pequeño arco que sujeta con el pié derecho, dispara sus llechasá los animales que primero llegan. La manada emprende otra vez su marcha, pero al pocorato retrocede de nuevo, dando así motivo al indio para hacer nuevas víctimas. A las nueve divisamos una pequeña sabana en la orilla derecha; este vacío en la selva noreconoce otra causa sino la pobreza del suelo que es incapaz de alimentar árboles. El I. de diciembre (vigésimo dia de nuestra bajada por el rio) vemos un afluente bas-tante considerable llamado Tapukiirii, que significa textualme


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