La Mujer . — Vamos allá, dijo el rey interrumpiendo al vasallo(iue estaba hablando y luego añadió: —El que estime en algo su vida, no diga que soy el rey. ?Y diciéndo esto, seguido de sus vasallos echó á co-rrer, llegando media hora después al convento. Entraron diciendo que eran viajeros extraviados yque por lo tanto necesitaban hospitalidad por una noche. Les sirvieron una cena frugal y concluida la cualse acostaron. A la mañana siguiente el rey llamó á uno de susvasallos y dijo que anunciara al abad que se hablan con-ducido indignamente al no rendir homenaje al rey. No bien el abad supo que


La Mujer . — Vamos allá, dijo el rey interrumpiendo al vasallo(iue estaba hablando y luego añadió: —El que estime en algo su vida, no diga que soy el rey. ?Y diciéndo esto, seguido de sus vasallos echó á co-rrer, llegando media hora después al convento. Entraron diciendo que eran viajeros extraviados yque por lo tanto necesitaban hospitalidad por una noche. Les sirvieron una cena frugal y concluida la cualse acostaron. A la mañana siguiente el rey llamó á uno de susvasallos y dijo que anunciara al abad que se hablan con-ducido indignamente al no rendir homenaje al rey. No bien el abad supo que sus huéspedes eran la co-mitiva del rey, mandó repicar las campanas y convidó ásu majestad á almorzar con él. Este no titubeó, y sentándose en la mesa al lado delabad empezó á devorar con glotonería el primer plato,acabado el cual dijo al rector, que devoraba un cordcrito:. —No comáis tanto, señor rector, dijo ci rt\, estáismuy gordo. —¡Oh, busco con afán un remedio para detenor unpoco este voraz apetito, y no lo encuentro dignísimaAlteza! —¿No le encontráis? vo os daré uno.—^.Cual? —Si dentro do un año no respondéis á lo que os voyá preguntar seréis ejecutado en el acto, contestó el rey. — Decid, decid. Alteza. —Cuanto tiempo se necesita para dar la vuelta almnn lo 1», cuanto vale mi persona J* y decir verdad ymentira al mismo tiempo /.entendéis? —; Olí descuidad Alteza, seréis obedecido, respondióel abad. V se despidió del rey, que partió acompañado de susvasallos. — Kl abad se roía, poro cuando revolvió do arriba á1) ijo su enorme biblioteca y no oncoi\tró ni una sola res-puesta, ya no comia tauto, el iiombre pensaba en su ca-l)oza que caerla b:>jo hi cuchilla del verdugo sinó res-pondía á las preguntas del rey. 10 *LA MUJER. Album de las PAimjAS Un día paseando por el bosque encontró á su pastor,n


Size: 1631px × 1533px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1890, booksubjectwomen, bookyear1899