La literatura española; resumen de historia crítica . yo, por elsiglo de mi madre, que no nos hemos de mudar un paso de nuestra aldea;la mujer honrada, la pierna quebrada y en casa; y la doncella honesta, elhacer algo es su fiesta. Esta excelente mujer está llena de buen sentido:... Con todo eso temo que este condado de mi hija ha de ser su perdición: 81 Salcedo. — La Literatura española. Tomo IL O SALCEDO. - LA LITERATURA ESPAÑOLA - TOMO II vos haced lo que quisiéredes, ora la hagáis duquesa o princesa; pero seosdecir que no será ello con voluntad ni consentimiento mío. Siempre, her-mano, fui
La literatura española; resumen de historia crítica . yo, por elsiglo de mi madre, que no nos hemos de mudar un paso de nuestra aldea;la mujer honrada, la pierna quebrada y en casa; y la doncella honesta, elhacer algo es su fiesta. Esta excelente mujer está llena de buen sentido:... Con todo eso temo que este condado de mi hija ha de ser su perdición: 81 Salcedo. — La Literatura española. Tomo IL O SALCEDO. - LA LITERATURA ESPAÑOLA - TOMO II vos haced lo que quisiéredes, ora la hagáis duquesa o princesa; pero seosdecir que no será ello con voluntad ni consentimiento mío. Siempre, her-mano, fui amiga de la igualdad, y no puedo ver entonos sin honradez de estas mujeres exhalaba por toda la sociedad españolaun perfume de virtud que trasciende suave y fragante de las páginas delQuijote. Honradas las hembras y celosos los varones, el hogar es recatado,y, como se lee en El Curioso Impertinente, teníase por indiscreción visitara menudo a un amigo casado. Bien es cierto que tampoco el casado ha de LIBROS DEL SIGLO XV. Reproducción de un grabado en madera publicado en un libro de esta época. 82 IV. - SENTIMIENTOS Y COSTUMBRES EN EL SIGLO DE ORO extremar sus prevenciones, porque realmente todas son inútiles contra laliviandad del seductor y la flaqueza de la mujer, como enseña El CelosoExtremeño. En el justo medio está la virtud. Dorotea, la gentil doncella deOsuna, no salia a la calle más que para ir a misa, acompañada de su madrey de sus doncellas. Ofrécenos esta Dorotea otro aspecto de las costumbres amatorias espa-ñolas en el Siglo de oro. Durante este período, el Concilio de Trento prohi-bió el matrimonio clandestino o ad juras, o sea el celebrado sin sacerdoteni testigos, por el sólo juramento de los contrayentes de tomarse por maridoy mujer. Felipe II, a quien Guillermo de Orange acusó de haberse casadoasí con doña Isabel de Osorio y de no hacer después ningún caso delvínculo contraído, promulgó en España como leyes
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