. Fabulas. Era un Despeñaperros el camino (Y era el solo que había), De un monasterio hasta el lugar vecino, Cosa que no es extraña En lugares muchísimos de España» En el tal monasterio cada día, Todo monje de misa la decía; Y eran veinte: al contrario. En el pueblo de corto vecindario. Un solo sacerdote, Con mucha edad y con achaques ciento, Celebraba (y á veces no podía) El Santo Sacrificio; Del lugar acudíase al convento. En caso tal cruzando un precipicio. Un domingo, Perote, Pastor de necedad más que presunta, íbase á la postrera - LXiii - 29 450 OBRAS DE HARTZENBUSCH Misa conventual, cas


. Fabulas. Era un Despeñaperros el camino (Y era el solo que había), De un monasterio hasta el lugar vecino, Cosa que no es extraña En lugares muchísimos de España» En el tal monasterio cada día, Todo monje de misa la decía; Y eran veinte: al contrario. En el pueblo de corto vecindario. Un solo sacerdote, Con mucha edad y con achaques ciento, Celebraba (y á veces no podía) El Santo Sacrificio; Del lugar acudíase al convento. En caso tal cruzando un precipicio. Un domingo, Perote, Pastor de necedad más que presunta, íbase á la postrera - LXiii - 29 450 OBRAS DE HARTZENBUSCH Misa conventual, casi á carrera; Y en la escabrosa vía Con un viejo encontró que ya volvía.—¿Llegaré á tiempo á nnisa? (le pregunta).—Hombre (le dice el viejo muy al caso),Tal vez no llegarás yendo á ese al pastor el viejoDar el útil consejo De que por suelo como el ya descrito,Caminar importaba despacito;Pero al revés Perote se lo entiende, Y á correr y correr el necio emprende.—Te


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