América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . iento; y entremezcladas sin orden ni gusto algu-no una porción de plantas como clavos, fucsias, pelargonios zonales de flores muy grandes,espárragos (¡esos como planta de adorno!), verbenas toronjiles, lirios cárdenos, alelíes, ama-polas y adormideras variadas, claveles de varias clases, delfinelas azules, altramuces, bone-teros del Japón, caléndulas, callas de Etiopia, violetas y primaveras de China floridas siem-pre. Nótase en todas partes la misma preocupación de dar preferencia á las flores de


América pintoresca; descripcion de viajes al nuevo continente por los mas modernos exploradores . iento; y entremezcladas sin orden ni gusto algu-no una porción de plantas como clavos, fucsias, pelargonios zonales de flores muy grandes,espárragos (¡esos como planta de adorno!), verbenas toronjiles, lirios cárdenos, alelíes, ama-polas y adormideras variadas, claveles de varias clases, delfinelas azules, altramuces, bone-teros del Japón, caléndulas, callas de Etiopia, violetas y primaveras de China floridas siem-pre. Nótase en todas partes la misma preocupación de dar preferencia á las flores deEuropa. Llegó por fin el momento de partir: los preparativos estaban corrientes. Adquirí seis 6o8 AMÉRICA PINTORESCA acémilas pagándolas en letras de cambio contra los hermanos Baring de Londres, conservélas dos muías de silla que mejor nos habian servido en tierra caliente, y á las cuales llamá-bamos Mafisita y Margarita, y Fritz cambió la suya aguada á consecuencia del viaje á losLlanos, por la montura de un pintor yankee. Tomé de mozos de pié á los hermanos Timoteo. Sauces y pared de adobes, en Soacha é Ignacio Mendoza cuyo buen carácter, probidad y destreza me habian encomiado se verá cómo esos dos hermanos siameses riñen y se vuelven enemigos enconados. El dia 2 de febrero nos hallábamos en camino para Soacha. Las muías, refrescadas en elpotrero, mostrábanse demasiado retozonas, de modo que tan pronto se revolcaban por el polvocomo escapaban á galope tendido, y como la carga experimentábalas sacudidas consiguientes,se hacia menester pararse á componerla á cada dos por tres. Añádase á eso, que las respec-tivas esposas de los hermanos Mendoza habian ido á despedirles, con cuyo motivo las abun-dantes libaciones de chicha acabaron por enturbiar los ojos de los nuevos guías. Ante los


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