. Fabulas. uelven,Aun los semidioses vuelvenPalacio cualquier covacha. En diálogo allí caseroAlcides y su parienta,Hebe dijo:—¿Qué me cuentaDe España el señor viajero? Unos treinta siglos há.Mano que yo tierna palpeGrabó en Abila y en CalpeSu altivo No más allá. De España quiero saberQué diferencias ofrece;Que en tres mil años, pareceQue algunas habrán de ser. Alcides, con laconismoHeróico, le respondió: FÁBULAS 397 —Al no más le falta el no;Lo demás está lo mismo. La presente relaciónEscuché yendo de viaje,Mal preso en el hospedajeDe un fementido mesón. Y al ver tanta porqueríaEn casa, lecho
. Fabulas. uelven,Aun los semidioses vuelvenPalacio cualquier covacha. En diálogo allí caseroAlcides y su parienta,Hebe dijo:—¿Qué me cuentaDe España el señor viajero? Unos treinta siglos há.Mano que yo tierna palpeGrabó en Abila y en CalpeSu altivo No más allá. De España quiero saberQué diferencias ofrece;Que en tres mil años, pareceQue algunas habrán de ser. Alcides, con laconismoHeróico, le respondió: FÁBULAS 397 —Al no más le falta el no;Lo demás está lo mismo. La presente relaciónEscuché yendo de viaje,Mal preso en el hospedajeDe un fementido mesón. Y al ver tanta porqueríaEn casa, lecho y hogar, Y qué horrible era el lugar, Y qué caminos tenía; Al ver por mujeres cocos, Y hombres de aspecto salvaje, Y niños con sólo el traje De Adán, y sorbiendo mocos, Dije:—Si juicio severoDe España Hércules formó,No más que lo malo vió, Y habló sobrado ligero;O le pasó lo que á mí En fuerza de suerte ingrata, Y encontró en su caminataMesones como el de aquí.. LOS MICETES d). Por tierras apartadasViajaba un español, Y aguda griteríaMuy de mañana oyó. Ver quiso quién gritaba,Guiado por la voz, Y al trasponer un monte,Los gritadores vió. Monos, que en ancha ruedaFormaban un cordón,Saltaban, y en el medioDe todos el mayor. Era de gozo vivoRuidosa confusió bienvenidas eranAl renaciente sol. (i) Animales llamados también monos parleros. 400 OBRAS DE HARTZENBUSCH Paróse allí el viajero,Sagaz observador,Hasta que el sol mostraraEl último arrebol. De todas las laderasDel valle en derredor,Brincando los monuelosVolvieron en montón. Con otro acento que antesAlzaron su clamorDe tierna despedidaY ardiente aclamación. Al sol aquellos gritos,Que el eco repitió,Decirle parecían:—Ven otra vez, adiós. Pasmado el caminanteLa frente descubrió.Saltando de sus ojosLlanto de fe y amor. —Sol de Justicia (dijo) d),Nunca te olvide al toque de la aurora,Ni al toque de oración. (i) El Sol de Justicia no es, como entienden
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