. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. *«*áA^«ttiA*>l^*^^^^-^**^*^** .ílííAL^^^^^AfLLLé.í TTr>TTTTTTTtTTT»m»TtT»TTTtTTTtT»VlftTT»TyTTTTTTTTTtTTTTV>7»TttTTTI T TTTT-ir-7-fTTT-< CAPÍTULO LI Engañar con la verdad. A completa curación de D. Eodrigo, fué co-sa de pocos días. El caballero fué wiejorando hasta en-trar en la convalecencia y reponerse deltodo. Raquel, á la vez que alegre por el restablecimiento delque amaba, mostrábase triste. Su tristeza obedecía solo á esta idea:—¡Tendremos que separarnos!Así decíalo á su huésp
. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. *«*áA^«ttiA*>l^*^^^^-^**^*^** .ílííAL^^^^^AfLLLé.í TTr>TTTTTTTtTTT»m»TtT»TTTtTTTtT»VlftTT»TyTTTTTTTTTtTTTTV>7»TttTTTI T TTTT-ir-7-fTTT-< CAPÍTULO LI Engañar con la verdad. A completa curación de D. Eodrigo, fué co-sa de pocos días. El caballero fué wiejorando hasta en-trar en la convalecencia y reponerse deltodo. Raquel, á la vez que alegre por el restablecimiento delque amaba, mostrábase triste. Su tristeza obedecía solo á esta idea:—¡Tendremos que separarnos!Así decíalo á su huésped y éste contestábale:—¿Qué importa, si aunque nos separemos nuestras al-mas seguirán unidas por el amor? Con lo que, si no consolaba á la enamorada judía, ani-mábala, al menos. Aquella separación inevitable, y cada vez mág próxi-ma, era el tema obligado de todas sus conversaciones. Llegó el caballero á estar en disposición de abandonaraquella casa; pero Raquel le dijo: 360 A. OONTKBRAS —¡Permanece aqui unos cuantos días más, fingiendoque aún no estás curado! —¿Y si tu padre sospecha?—replicó él. —No sospechará nada. D. Rodrigo accedió y continuó algunos días más encasa del judío, sin que David mostrase por ello contrarie-
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