La literatura española; resumen de historia crítica . sistió a algunas sesiones. Los académicos tenian sus motes, yasí, V. gr., Lope, que en la academia se llamaba Belardo, leyó en ella suNuevo arte de hacer comedias. B) En Sevilla puede ser considerada como academia la célebre tertu-lia del suegro de Velázquez, Francisco Pacheco, y lo fueron las presididaspor el marqués de Tarifa en la Casa de Pilatos, y por el poeta D. Juan Ar- 161 Salcedo. — La Literatura española. — Tomo IL 11 SALCEDO. - LA LITERATURA ESPAÑOLA - TOMO II guijo en la suya; cuenta Rodrigo Caro que Arguijo consumió un pingüepa
La literatura española; resumen de historia crítica . sistió a algunas sesiones. Los académicos tenian sus motes, yasí, V. gr., Lope, que en la academia se llamaba Belardo, leyó en ella suNuevo arte de hacer comedias. B) En Sevilla puede ser considerada como academia la célebre tertu-lia del suegro de Velázquez, Francisco Pacheco, y lo fueron las presididaspor el marqués de Tarifa en la Casa de Pilatos, y por el poeta D. Juan Ar- 161 Salcedo. — La Literatura española. — Tomo IL 11 SALCEDO. - LA LITERATURA ESPAÑOLA - TOMO II guijo en la suya; cuenta Rodrigo Caro que Arguijo consumió un pingüepatrimonio en el sostenimiento de su academia. Vélez de Guevara, en ElDiablo Cojuelo, da curiosos pormenores de otra academia de la misma ciu-dad que se reunía en la planta baja de la casa del conde de Torre Ribera,su patrono, y a que asistían poetas y la poetisa doña Ana Caro de Malleu,a quien llamaban sus admiradores la décima musa sevillana. El Diablo llevóa don Cleofás a una sala en que había mucha gente de buena capa senta-. Sevilla. — Casa de (f-ot. Riidé). dos con gran orden, y uno en una silla con un bufete delante, una campani-lla, recado de escribir y papeles, y dos acólitos a los lados, y algunas muje-res con mantos de medio ojo, sentadas en el Dijo el Cojuelo a donCleofás: Esta es una academia de los mayores ingenios de Sevilla, que sejuntan en esta casa a conferir cosas de la profesión y hacer versos a dife-rentes asuntos ... Leyéronse versos primero por los académicos y despuéspor los forasteros, a los que invitó el presidente; hiciéronlo en alta voz,con acción bizarra y airoso ademá aplaudiéndolo toda la academiacon vítores y un dilatado estruendo festivo. Por último, sacando una gui-tarra una dama de las tapadas, templada sin sentirlo, con otras dos canta-ron a tres voces un romance excelentísimo de D. Antonio de Mendoza ... 162 VIL - LAS IDEAS Y EL LENGUAJE EN EL SIGLO DE ORO con que se acabó
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