. Boletn de la Real Sociedad Espaola de Historia Natural. Real Sociedad Espaola de Historia Natural; Natural history; Natural history -- Spain. DE HISTORIA NATLRAL 185 niñas salen en fila de sus casas para saludar al vencedor con cantos que glorifican su nombre, el de su madre y el de los demás antepasados. Mientras que esto sucede, los hombres, á patadas, se echan de un modo brutal los unos á los otros la cabeza del desdichado hasta que queda reducida á una masa informe y ensangrentada que se lleva al pilori (lugar donde se colocan los cráneos cap- turados). Hecho esto, se unge al cazador de


. Boletn de la Real Sociedad Espaola de Historia Natural. Real Sociedad Espaola de Historia Natural; Natural history; Natural history -- Spain. DE HISTORIA NATLRAL 185 niñas salen en fila de sus casas para saludar al vencedor con cantos que glorifican su nombre, el de su madre y el de los demás antepasados. Mientras que esto sucede, los hombres, á patadas, se echan de un modo brutal los unos á los otros la cabeza del desdichado hasta que queda reducida á una masa informe y ensangrentada que se lleva al pilori (lugar donde se colocan los cráneos cap- turados). Hecho esto, se unge al cazador de cabezas con un aceite oloroso y los ancianos de la negorie fijan á sus piernas la jarretera de piel de cabra blanca» (fig. 3.''^). Glaumont dice á propósito de los usos y costumbres de Nueva Caledonia: «La jarretera caledoniana consiste en un simple cordón de pelo de «roussette» que se pasa por un agujero de Ovula é inserto des- pués por encima de la pantorrilla ó en el tobillo. Únicamente los hombres tienen derecho á llevar esta jarretera. Por una singular excepción, la hija del jefe puede llevarla hasta cierta edad y en ciertas festividades.» Estos dos datos nos parecen de mu- chísima importancia para la interpreta- ción del significado de la jarretera pa- leolítica. Es preciso, no obstante, pro- ceder con gran cuidado y operar con un gran número de elementos de juicio para no dar rienda suelta á la fantasía ni dar cabida en este trabajo á un sinnúmero de conjeturas que nos sugiere la lectura de estos dos datos etnográficos. Si nos paramos á examinar en qué se pueden comparar las jarreteras paleolí- ticas con las de Timor y Nueva Caledonia, veremos en primer tér- mino que los sitios en que van colocadas las jarreteras de Timor y Nueva Caledonia son por lo general debajo de las rodi- llas y á veces en los tobillos, y que los paleolíticos llevaban el ador- no unas veces en la rodilla (Cogul, Alpera (1), Mentone, Laugerie) y otras en el tobill


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