La Mujer . destinoVoy al abismo arrastrado:Me hizo el mundo desdichadoCon su terrible egoí me impelió hácia el abismaY al implorar yo piedad,La inhumana sociedadMe escarneció con cinismo. ¡La vida! ¡fatalidad!Qué placer para mi encierra,Si yo jamás en la tierraHallaré felicidad?Ante la cruel realidad,Toda ilusión se derrumba;¡Madre! es fácil que la ansiada hora llega,En que el gaucho Santos Ve^^xVaya á ocupar una tumba! Asi acabo el trovador: Y al terminar, su instrumentoLanzó un sensible lamentoQue conmovió al payador. De la aurora el resplandorClareó la ramada umbria. Y


La Mujer . destinoVoy al abismo arrastrado:Me hizo el mundo desdichadoCon su terrible egoí me impelió hácia el abismaY al implorar yo piedad,La inhumana sociedadMe escarneció con cinismo. ¡La vida! ¡fatalidad!Qué placer para mi encierra,Si yo jamás en la tierraHallaré felicidad?Ante la cruel realidad,Toda ilusión se derrumba;¡Madre! es fácil que la ansiada hora llega,En que el gaucho Santos Ve^^xVaya á ocupar una tumba! Asi acabo el trovador: Y al terminar, su instrumentoLanzó un sensible lamentoQue conmovió al payador. De la aurora el resplandorClareó la ramada umbria. Y al huir la noche sombríaAnte esa luz mortecina,También huyó la neblinaQue á la campaña cabria. Una que otra ave canoraDe los campos sus gorgeos y trinosSaludaron á la aurora:Mientras tanto Vega que oraSobre esa tumba querida,Se alza y como despedidaUn beso en la cruz y se pierde en la Pampa-Con ruta desconocida Floeexcio ALBUM-REVISTA LA MUJER. —Por la lectura de esa carta, que es vuestra,comprenderá usted que todo ha concluido entre nosotros, — de-cíale UJ rico áLe-sinia, mostrán-dole un papel. Lesinia p e r -manecia sentadaen un sillón conel rostro entrelas manos mien-tras que él, depie, la contem-plaba con som-bría frialdad. —No tiene us-ted ni siquierauna palabra quei pueda justificar-la, — continuóUirico,—porqueestán en mi po-der desde la pri-mera á la última carta que usted ha dirigido á enehombre. Las luchas del corazón de usted nome han sido desconocidas. Héleído en él como en mi propiopensamiento- Ha llegado ustedal extremo que puede llegar unamujer honrada. ¿Desea usted huircon él?... Pues bien, yo no ladetengo. Salga usted puesto que ,quiere enlodar mi nombre y rom- •per infamemente los lazos quelnos unían. Puesto que prefiere-usted mi desprecio á llevar lafrente pura, cúmplanse sus deseos!-¿I—Perdón! Uirico! — murmuróLesinia, llenos los ojos de lágri-mas. —Per


Size: 1269px × 1968px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1890, booksubjectwomen, bookyear1899