La Mujer . do del cadáver? ¡Oh, eso eshorrible! Y Lama Fuerte, no pudiendo soportar la miradade acero de ese Lupo que en mal hora murió, tomauna silla y, con el corazón en tumulto, el cuerpo tem-blando, no de valor por cierto, se sienta dando la es-palda al catafalco. ALBUM-REVISTA «LA MUJER» Pero como la misión Je Rompe Lanzas eja la dehacer asustar al que lo velaba, y viendo lo que éstehacía dió un manotón á unabotella, haciéndola caer congran estrépito. El pobre Lama Fuerte yano estaba en si. Con loscabellos erizados, la frentepálida y cubierta por heladosudor, los ojos abiertos comosi no a


La Mujer . do del cadáver? ¡Oh, eso eshorrible! Y Lama Fuerte, no pudiendo soportar la miradade acero de ese Lupo que en mal hora murió, tomauna silla y, con el corazón en tumulto, el cuerpo tem-blando, no de valor por cierto, se sienta dando la es-palda al catafalco. ALBUM-REVISTA «LA MUJER» Pero como la misión Je Rompe Lanzas eja la dehacer asustar al que lo velaba, y viendo lo que éstehacía dió un manotón á unabotella, haciéndola caer congran estrépito. El pobre Lama Fuerte yano estaba en si. Con loscabellos erizados, la frentepálida y cubierta por heladosudor, los ojos abiertos comosi no alcanzara á penetrarese misterio y con los brazosestendidos y los puños cerrados parecía ser la estatua del ^4terror. ¿Por qué habla caídoesa botella? Por el vientoquizás? El viento no tienetanta fuerza y á más no lohabía. Y ¿qué era esi ruidoinfernal que se acercaba ?¿ Qué era ese ruido que pare-cía ser producido por mil ymil cadenas arrastradas porotras tantas almas en en pena. ¿Y acaso una voz nog-ritaba: «Lama Fuerte, LamaFuerte»!? Eran ló sespíritus, si, los espíritus; el mis-mo diablo talvez. Ya no ca-bía duda. En eso, el fingido diablo,majestuoso con su rojo dis-fraz, apareció en la un ademán al desgra-ciado Lama Fuerte el completamente dominadopor el miedo, huye precipi-tado emitiendosonidos inar-ticulados. Fl apuesto cadáver al veraparecer al diablo—al mismodiablo en persona—se escapó,y éste, á su vez, viendo unmuerto que se levantaba, eí>dominado por una especie deterror pánico y sigue el ejem-plo de los demás. Arturo Lorusso. Pilar de Buenos Aires.


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