La Mujer . ien el A duras penas había logrado hallar un momentáneo invierno anterior había conocido en una de las socieda- LA MUJER. Album de las Familias Jes de París. Menos afortunado que yo, no había halladoen donde alojarse y se paseaba también. —¿Dónde y cómo pasaremos la noche?—me preguntó. —he una manera muy sencilla,- respondí. No he3odido presenciar el combate de hoy. ¿Por qué no vamosi ver el campo de batalla durante la noche V Mi proposición fué instantáneamente aceptada. Enista expedición nocturna había riesgos que correr; pero interrumpían el silencio de la noche el monótono chirr


La Mujer . ien el A duras penas había logrado hallar un momentáneo invierno anterior había conocido en una de las socieda- LA MUJER. Album de las Familias Jes de París. Menos afortunado que yo, no había halladoen donde alojarse y se paseaba también. —¿Dónde y cómo pasaremos la noche?—me preguntó. —he una manera muy sencilla,- respondí. No he3odido presenciar el combate de hoy. ¿Por qué no vamosi ver el campo de batalla durante la noche V Mi proposición fué instantáneamente aceptada. Enista expedición nocturna había riesgos que correr; pero interrumpían el silencio de la noche el monótono chirridode las cigarras y las siniestras notas del cucú. Las hojas de los árboles no se movían siquiera alimpulso de la suave brisa que soplaba de las lejanascolinas. Dejamos á la doreclia á Roverbella, seguimos elcamino vecinal que conduce á Malavicina y á Quadernij,y nos deslizamos al través del campo por los senderos-que llevan á Rosegaferro, á fin de pasar el Rione por LAS FIfc;STAS DKL ARTE Y DE LAS FLORES, EX FLORENCIA.—INAUGURACIÓN EN PRESENCIA DK LOS REVES curiosidad es animosa como el honor militar. Dicho,íes, y hecho. Previendo que no podríamos ir en carruaje,liscamos caballos, y, no encontrando sillas, los monta-as en pelo. Mi cocliero, que no conocía el país, seindó á acompañ mediante un napoleón. Subiósepa grupa de mi jamelgo, y en esta forma atravesamosMincio, en busca del campo de batalla. Deseosos de llegar pronto, y temiendo hallar lasTreteras obstruidas, tomamos los caminos de travesía,las diez nos hallábamos cerca de la aldea de Marengo,bre el puente del canal. El cielo estaba sembrado deupes de blanquecinas nubes, que se iban oscureciendomomentos. Una luz, semejante á la del alba, el campo, mojado por una reciente lluvia. Sólo camino que enlaza á Valoggio^ con Villafranca. Nocreímos prudente aproximarnos á esta aldea. - ¿(¿ué diremos si nos encontramos con algunasavanzadas ó column


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