. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XXXYIII Un relato interrumpido. ON Carlos durmió aquella noche en la cá-mara de D. Tomás, para lo cual éste hubode instalarse en la de su hermano D. Ro-drigo, lo que fué para él segundo motivo n#de contrariedad sino de alegría, pues pensé:—Allí y de noche se me apareció por vez primera mihermosa desconocida. ¡Ojalá esta noche la aparición serepitiese! Pero no fué así, con gran disgusto del enamorado ca-ballero. Aunque casi toda la noche estuvo despierto, nada viéqne relación pudiese tener
. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XXXYIII Un relato interrumpido. ON Carlos durmió aquella noche en la cá-mara de D. Tomás, para lo cual éste hubode instalarse en la de su hermano D. Ro-drigo, lo que fué para él segundo motivo n#de contrariedad sino de alegría, pues pensé:—Allí y de noche se me apareció por vez primera mihermosa desconocida. ¡Ojalá esta noche la aparición serepitiese! Pero no fué así, con gran disgusto del enamorado ca-ballero. Aunque casi toda la noche estuvo despierto, nada viéqne relación pudiese tener con las misteriosas aparicio-nes, y entristecido por ello llegó á pensar:—¿Estaré condenado á no volver á verla?A la mañana siguiente, apenas se levantó dio orden áuno de sus pajes para que pusiese á disposición de suhuésped ropa nueva con que pudiese cambiar los haraposque vestía, y llamó luego á toda la servidumbre, ordenán-doles que á nadie dijesen que allí se ocultaba un caballero. ISABEL LA. CATÓLICA 267 Todos prometieron cumplir Jo que se les , como le diesen aviso de que D
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