. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. , no asomara en lo alto de una gran pa-red, el que cruza la Plaza Nueva mal podría adivinar que aque-llo es el frontis de la primera iglesia parroquial de Palma: tanmezquino es, y tan encogido lo tienen dos macizos cuerpos mo-dernos, que como principio de torres se levantan á uno y otrolado de la puerta. Mas aunque totalmente desnudo de méritoartístico, cuando se destaca sobre el movimiento que el mercadode la mañana allí y en aquellos alrededores ocasiona, hállase enél un no sé qué de pintoresco, y tanto realce da al fondo delcuadro, q


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. , no asomara en lo alto de una gran pa-red, el que cruza la Plaza Nueva mal podría adivinar que aque-llo es el frontis de la primera iglesia parroquial de Palma: tanmezquino es, y tan encogido lo tienen dos macizos cuerpos mo-dernos, que como principio de torres se levantan á uno y otrolado de la puerta. Mas aunque totalmente desnudo de méritoartístico, cuando se destaca sobre el movimiento que el mercadode la mañana allí y en aquellos alrededores ocasiona, hállase enél un no sé qué de pintoresco, y tanto realce da al fondo delcuadro, que tal vez no se echa menos por un espacio lo que de-biera hacerlo adornado y perfecto. Porque en verdad es de verdesde un extremo de la plaza cómo al pie de la iglesia bulle elgentío y ciñe la negruzca masa del edificio cual una faja movi-ble de tintas variadas y armoniosas: unos agrupándose en laplaza misma á la sombra breve de los árboles ó de los toldos,otros casi cubriendo con ellos las lápidas sepulcrales que en la ISLAS BALEARES. PALMA.—Santa Eulalia, puerta lateral del oeste ySo ISLAS BALEARES calle contigua lleva el muro del templo, y haciendo larga mues-tra de lo que mantiene la vida junto á la mansión de la muer-te (a). Aunque ya casi desterrado en Palma el rebocillo ó sóloen uso entre la clase ínfima, aún cruza por entre el concurso yen él domina aquella blanca toca, que, cuando no por honestay limpia, nos embelesara como resto del traje mujeril de laEdad-media. El ancho chapeo del campesino descuella sobre lamuchedumbre, y la enorme sombra que proyecta la circunferen-cia de sus alas bien demuestra cuan suficiente abrigo sea contralos rayos del sol aquel toldo de fieltro; si ya el casquete griegono cubre aquella cabellera que en derredor libremente se des-parrama. Así en la capital de Mallorca la clase más humilde havenido á ser la única conservadora del vestir heredado de susmayores; y ¿á quién no sorprende ver á la miseria misma


Size: 1318px × 1896px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1880, bookidislasbaleare, bookyear1888