La Mujer . tros magníficos, sus prados esmaltados demúltiples colores, sus altísimas montañas,sus tranquilos lagos, arroyos murmurado- res y rugientes mares, ofrecen al ar-tista inagotables temas y campo vas-tísimo de observación y estudio. Y como la naturaleza es siemprehermosa en sus maniíestaciones y elverdadero artista descubre 3^ sienteesta hermosura 3^ sabe comunicarlaá los demás; por esto son bellos loscuadros tomados del natural, comosucede con los de Meifrén. Y para que nuestros lectores se con-venzan de la exactitud de nuestro jui-cio, visiten la Exposición del Ateneo,de acceso libre


La Mujer . tros magníficos, sus prados esmaltados demúltiples colores, sus altísimas montañas,sus tranquilos lagos, arroyos murmurado- res y rugientes mares, ofrecen al ar-tista inagotables temas y campo vas-tísimo de observación y estudio. Y como la naturaleza es siemprehermosa en sus maniíestaciones y elverdadero artista descubre 3^ sienteesta hermosura 3^ sabe comunicarlaá los demás; por esto son bellos loscuadros tomados del natural, comosucede con los de Meifrén. Y para que nuestros lectores se con-venzan de la exactitud de nuestro jui-cio, visiten la Exposición del Ateneo,de acceso libre para todos, y tendránoportunidad de apreciarlo en Silen-cio^ El Ter^ Septie, ubre, Poesía, Des-de el Monasterio, que son losmás importantes, según la opinión delos peritos. Meifrén tiene sobre -^ius obras uncriterio especial. Le preguntábamospocos días há :—¿Cuál es la mejor delas telas que exhibe? — Ninguna satisfacepor completo mis aspiraciones; si algunalo lograra me qued


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