España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . eros y madrigueras, ó para llevar un lío de ropa, ópara levantar un peso, haciendo el oficio de cabrestante: el palodel Pasiego es la vara mágica ó el misterioso talismán con quehace mil maravillas» (i). Viste hoy el traje común, que en otro tiempo era de panaobscura, con más ó menos adornos, compuesto de chaqueta,dos chalecos, de los cuales el superior era de pana negra conbotones de plata, y el más interior blanco, ceñidor ó faja, cal-zón corto ó bragas^ y usa sombrero ó boina, ó simplemente unpañuelo ceñido al cráneo, olvidadas ya


España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia . eros y madrigueras, ó para llevar un lío de ropa, ópara levantar un peso, haciendo el oficio de cabrestante: el palodel Pasiego es la vara mágica ó el misterioso talismán con quehace mil maravillas» (i). Viste hoy el traje común, que en otro tiempo era de panaobscura, con más ó menos adornos, compuesto de chaqueta,dos chalecos, de los cuales el superior era de pana negra conbotones de plata, y el más interior blanco, ceñidor ó faja, cal-zón corto ó bragas^ y usa sombrero ó boina, ó simplemente unpañuelo ceñido al cráneo, olvidadas ya las carcetas ó mele-nas largas, que no dejaban de contribuir al aliño de su per-sona; es honrado y hospitalario, y en las villas pasiegas «lasmedidas para los granos y lí son mayores que las delas antiguas merindades» de la Montaña. Socarrón y solapa-do, jamás contesta derechamente á nada; vive en cierta espe- (i) D. Antolín Esperón, El pasiego^ art. pub. en el Semanario Pintoresco Es-Pañol, t. de 18$ 1, pág. viDAt CAiir nii. m/^o.^ffi. , SANTANDER 283 cié de masonería, y como «los habitantes de Pas tienen todosun sobrenombre ó apodo con el que son conocidos entre sí»,« cuando ocurre instruir una causa criminal contra algún Pa-siego », en balde la autoridad procurará indagar «quién esfulano» ó que se le presente; «los vecinos afirman que allíno vive semejante sujeto, ni saben que exista en la comarca»,en la cual no parece la persona á quien se busca, pues jamás seacusan los pasiegos, y «siempre se encubren y protejen». Sillegas, lector, á la cabana de un pasiego preguntando por él tecontestará «que no li conocí; si por casualidad se presenta algúnotro en estos momentos, él mismo le dirá:—^-Ois^ Marcus?^Co7iocis á ti Tista el de Guz tiparrash^ — «Responde el inte-rrogado:— No sé cara onde mora; y después de todo, pregunta:— ^ Qué li querías?—Me han dicho que ven


Size: 1242px × 2011px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1880, bookpublisherbarce, bookyear1884