. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. nsa, formadas á los dos extremos por la grandiosa cordillera de Arta y por lafantástica de Formentor y entre sí divididas por el promontorio del Pinar, y máscerca nueva serie de apacibles colinas y risueños canales á donde se baja por es-cabrosa pendiente, mientras á la espalda se agrupan una tras otra y compiten enaltivez las cumbres de atrás, rindiendo sólo parias al Puig Tomich. Éntrase en te-rritorio de Pollensa por el valle den Marcha que es un continuado jardín hasta lavilla, y el más ameno quizá de los distintos valles de que se


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. nsa, formadas á los dos extremos por la grandiosa cordillera de Arta y por lafantástica de Formentor y entre sí divididas por el promontorio del Pinar, y máscerca nueva serie de apacibles colinas y risueños canales á donde se baja por es-cabrosa pendiente, mientras á la espalda se agrupan una tras otra y compiten enaltivez las cumbres de atrás, rindiendo sólo parias al Puig Tomich. Éntrase en te-rritorio de Pollensa por el valle den Marcha que es un continuado jardín hasta lavilla, y el más ameno quizá de los distintos valles de que se compone aquel térmi-no igualmente que el de Escorca. ISLAS BALEARES [O33 trigos y frutales. El mismo aire de comodidad que admiramosen Sóller trasciende en esa villa: los edificios buenos y limpios,los habitantes nu-merosos , aseados,activos y contentos;por esto no hemosde reproducir lasanteriores indica-ciones, cuanto me-nos no aventajandoesta comarca á laotra en apacibilidad ni en lo caracterís-tico de la vegeta-ción {a). Hay al lado. (a) Por más que ten-ga algo de común Pollen-sa con Sóller en impor-tancia y aseo de pobla-ción, en cultura y bienes-tar de los habitantes y endelicia y amenidad de lacampiña, hay entre lasdos diferencia de mati-ces que habría sabido en-contrar Piferrer en surica paleta y trasladarexactamente al lienzo, sino le faltara espacio para escribir, quizá porque antes le había faltado para ver. No parece sino que nisiquiera entró en la villa, puesto que si bien avara en soltar prendas de su anti-güedad, portadas ofrece de medio punto que hacen dudar si tienen más de re-sabios románicos que de albores de renacimiento (a), y ya que no por lo artís-ticas eran de mentar por lo numerosas sus iglesias : la parroquial de Santa Maríade los Ángeles, reedificada en 17 14, con excepción de la baja torre que suscitalúgubres recuerdos de su sitio é incendio en 1522 por las tropas de Gurrea (pá-gina 402)-, los oratorios de San Jor


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