. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XLIX Deliberaciones. |1 ÁciL es comprender la estancia de Vargas enn aquella cueva y el rapto de Zulima.^ Los conspiradores habían escogido la cuevade la Bruja como refugio y centro de reunión,precisamente para poder estar en comunica-ción casi inmediata con el palacio de lo ^sabia y estaba convenido entre ellos, quecuando el espía descubriese algo importante, bajara á lamina que tenía una de sus entradas por el subterráneo. En la mina habría siempre alguno en espera para re


. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPÍTULO XLIX Deliberaciones. |1 ÁciL es comprender la estancia de Vargas enn aquella cueva y el rapto de Zulima.^ Los conspiradores habían escogido la cuevade la Bruja como refugio y centro de reunión,precisamente para poder estar en comunica-ción casi inmediata con el palacio de lo ^sabia y estaba convenido entre ellos, quecuando el espía descubriese algo importante, bajara á lamina que tenía una de sus entradas por el subterráneo. En la mina habría siempre alguno en espera para reci-bir sus noticias y transmitirlas á sus compañeros. Por eso, en cuanto Vargas se vio encerrado en el cala-bozo, huyó por la entrada secreta. —Estamos perdidos,—dijo á dos conspiradores queesperaban en la mina. Y corrió á la cueva a participar á todos los demás com-pañeros lo ocurrido. Todos prorrumpieron en maldiciones y amenazas con-tra la mora, que era la que destruía sus planes. I3ABHL LA CATÓLICA. 315 — jEs necesario que nos apoderemos de esa mujer!—exclamó Hurtado, jefe de la conspirac


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