. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. realzan singularmente las marinas, como laque presenta la cala de San Vicente al extremo del valle de su nombre, con el cualaparece ya en el libro del repartimiento, conservado tal vez al través de la servi-dumbre mahometana desde la anterior cristiandad. (c) De ambas invasiones se ha hablado en la primera parte; de la de i 5 3 i enla pág. 429, sólo que en vez de los sesenta muertos que pone el texto bajo la fe deMut, me atuve simplemente á los veinte que fija el parte coetáneo en el libro decartas misivas; de la de 1 ^5 í;o en la pág.


. Islas Baleares; por Pablo Piferrer y José Ma. Quadrado. realzan singularmente las marinas, como laque presenta la cala de San Vicente al extremo del valle de su nombre, con el cualaparece ya en el libro del repartimiento, conservado tal vez al través de la servi-dumbre mahometana desde la anterior cristiandad. (c) De ambas invasiones se ha hablado en la primera parte; de la de i 5 3 i enla pág. 429, sólo que en vez de los sesenta muertos que pone el texto bajo la fe deMut, me atuve simplemente á los veinte que fija el parte coetáneo en el libro decartas misivas; de la de 1 ^5 í;o en la pág. 440: hallábase entonces en construcciónel oratorio de San Jorge; el del Roser Vell, antes llamado de Santa Isabel, datadel siglo XIV. Me abstengo de multiplicar á propósito de la historia de Pollensalas citas referentes á la insurrección forense del siglo xv, del asesinato del clava-rio Miró, de la conspiración de 1463 descubierta por Comes, de los numerosossuplicios consiguientes, de la parte principal tomada por sus naturales en la Ger-. W <CQ til 2 u z < ua < «c u < QK o:a o <2 _¡O Q. 1040 ISLAS BALEARES noche: el son de las armas derramó la inquietud y el espantopor las campiñas, y las vírgenes del Señor, temerosas de caeren manos del berberisco, al despuntar el alba huyeron solas ysin guía hacia la ciudad, quedando en el monasterio la prioraembarazada del peso de los años. Si pobre de bellezas naturales, el suelo que pisamos yendoá Alcudia es señalado por las memorias de la antigüedad; y enel territorio que se extiende de la una á la otra península reinanlas sombras de todos los pueblos que sucesivamente se estable-cieron en Mallorca. El nombre de Pollensa trae á la memoriala principal colonia que en la población situada á la orilla delmar instituyó Mételo: al lado de esa villa queda el recuerdo delde Bócoris, fundación de los celtas y con el transcurso de losaños confederado de Roma (a): las monedas, los ídolos, los va-


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