. El Hornero. Birds. 1921 G. Fiebrig: Aves del Paraguay 207 comprobamos estas diferencias de en los estrigimorfos Caprimúlgidos, los que no obstante ser de vasta distribución, figuran entre los representantes típicos de estas regiones subtropicales y cuyo canto nocturno es de lo más im- presionante que se oye en las selvas paraguayas. Por esto no es nada extraño que el «Urutáu» por su voz melancólica haya fascinado el alma de los indígenas relacionándolo con una poesía muy trágica. Es característica del «Urutáu» (Nyctihius griseus), como de todos los ca- primúlgidos, una coloración


. El Hornero. Birds. 1921 G. Fiebrig: Aves del Paraguay 207 comprobamos estas diferencias de en los estrigimorfos Caprimúlgidos, los que no obstante ser de vasta distribución, figuran entre los representantes típicos de estas regiones subtropicales y cuyo canto nocturno es de lo más im- presionante que se oye en las selvas paraguayas. Por esto no es nada extraño que el «Urutáu» por su voz melancólica haya fascinado el alma de los indígenas relacionándolo con una poesía muy trágica. Es característica del «Urutáu» (Nyctihius griseus), como de todos los ca- primúlgidos, una coloración abigarrada en la que sobre un fondo obscuro se observan un gran número de manchas, puntos y rayas de colores apagados como gris, plomo, pardusco, etc., coloración que está en armonía con el tinte de los objetos que lo rodean, contribuyendo este mimetismo en alto grado a la conser- vación de estas especies. Para hacer más eficaz aún esta protección natural dichas aves acostumbran durante el día conservar en el descanso una absoluta inmovilidad de modo que fácilmente se ocultan a la vista de sus enemigos. Estas condiciones, las aprovecha el «Urutáu», también durante la incubación, pues muy frecuentemente su nido. Jí^ig. 3.—Surucuá joven (Troffon suru- cura). Reducido a 1/3. está ubicado sobre la extremidad de un tronco delgado y seco elegido de prefe- rencia entre los que han sido partidos oblicuamente, como a menudo sucede por causía 'del viento durante una tormenta. Cerca de la extremidad quebrada de esos troncos, nuestra ave, elije, aprove- chando cualquier pequeño hoyo en la madera, un lugar para depositar su huevo y durante la incubación mantiene su cuerpo pegado al tronco en una postura que viene a simular perfectamente, debido a su coloración, como una prolonga- ción del tronco quebrado. En esta posición, el ave, con la cabeza encogida, los ojos medio cerrados conserva una absoluta inmovilidad de modo que fácilmente pasa desap


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