La Mujer . ves comose da corte cuando luce enpúblico su diputación. — Policarpo — replica donEleuterio, — ha sido toda suvida un adulador rastrero yá esa condición impropia deun hombre irreprochable de-be cuanto es. ¿Por qué eshoy diputado? Sencillamen-te/ porque un día que esta-ba en la casa de gobiernovió entrar á uno de los mi-nistros con las cintas de loscalzoncillos que le arrastra-ban y sin decir oste ni mostese arrodillo ante S. E., learremangó el pantaón, leató las cintas y cátate queel ministro agradecido le hizodiputado en las primeras elec-ciones. Yo no sirvo para eso. —Tu no sirves


La Mujer . ves comose da corte cuando luce enpúblico su diputación. — Policarpo — replica donEleuterio, — ha sido toda suvida un adulador rastrero yá esa condición impropia deun hombre irreprochable de-be cuanto es. ¿Por qué eshoy diputado? Sencillamen-te/ porque un día que esta-ba en la casa de gobiernovió entrar á uno de los mi-nistros con las cintas de loscalzoncillos que le arrastra-ban y sin decir oste ni mostese arrodillo ante S. E., learremangó el pantaón, leató las cintas y cátate queel ministro agradecido le hizodiputado en las primeras elec-ciones. Yo no sirvo para eso. —Tu no sirves para nada. — Yo tengo vergüenza, Pe-tronila, y conla ^vergüenzason incompatibles esas za-randajas. ALBUM - REVISTA «LA MUJER» —Lo que lu tienes es mucha «obtusidad<:erebraica». ¿Por qué no te haces perio-dista? ¿Es eso algo del otro jueves? Siendoperiodista podrías eogiar á tu mujer y átus hijas en los diarios, como merecemos,tendríamos palco en todos los teatros y. podríamos asistir á banquetes y recepcio-nes. Tus hijas encontrarían escelentes par-tidos —Ser periodista—la interrumpe su ma-rido —no es tan fácil como parece. Se ne-cesita mucho estudio y mucha esperiencia, —¡Valiente cosa! Eso sería antigua-mente^ pero ahora bien sé \0 que para ser periodista no se necesita más que des-caro. — Sí, y saber escribir.—Como si los tipógrafos no estuvieranpara ocultar la mala letra.—No lo digo en ese sentido, mujer. -Pero ¿qué miga tienen esos ar-tículos y esas crónicas que se publi-can á millares todos los días? Laúnica gracia que tienen es que pormás que disculpan el fondo con tí-tulos mas ó menos grotescos, resul-tan que, efectivamente, parecen es-critos con los pies. El caso es pu-blicar y que el nombre corra. —Convéncete, Petronila — suplicadon Eleuterio, — yo no sirvo paraperiodista bueno ni para periodistasde esos que llaman zapateros. Parabueno no nací con el sello corres-pondiente, y para


Size: 1491px × 1676px
Photo credit: © The Reading Room / Alamy / Afripics
License: Licensed
Model Released: No

Keywords: ., bookcentury1800, bookdecade1890, booksubjectwomen, bookyear1899