La captura de Sorocaima . de mis padres me infundanel valor que necesito! —¡Sorocaima, Sorocaima, no abandones aMariara! — 49 — CAPITULO IV EXPEDICION POR EL GUAIRE Cuando Sorocaima, después de la reunión se-creta celebrada en la cueva de Guaicaipuro llegóa la Piedra Sagrada, ya Tuna, Paina, Topo, Gua-ica y Mare lo esperaban sentados en una esquinade la piedra, invocando a los dioses de la tribuante una hoguera en la cual arrojaban hojasverdes de tabaco. Había llegado el momento deultimar los planes de la arriesgada expedición yesperaban solamente las últimas noticias quedebía traer Mene de un


La captura de Sorocaima . de mis padres me infundanel valor que necesito! —¡Sorocaima, Sorocaima, no abandones aMariara! — 49 — CAPITULO IV EXPEDICION POR EL GUAIRE Cuando Sorocaima, después de la reunión se-creta celebrada en la cueva de Guaicaipuro llegóa la Piedra Sagrada, ya Tuna, Paina, Topo, Gua-ica y Mare lo esperaban sentados en una esquinade la piedra, invocando a los dioses de la tribuante una hoguera en la cual arrojaban hojasverdes de tabaco. Había llegado el momento deultimar los planes de la arriesgada expedición yesperaban solamente las últimas noticias quedebía traer Mene de un momento a otro. En efecto, no había transcurrido mucho tiempocuando el peculiar tono de guarura anunció sullegada. Mene sudoroso y lleno de lodo se in-clinó respetuosamente ante Sorocaima. —Levántate Mene —le dijo Sorocaima—, ¿quénoticias traes? —Hemos llevado a cabo felizmente la misiónque nos encomendaste —respondió Mene—, Guai-poa se vino antes, después de haber entrado en — 50 —. la casa de Garci-González; yo permanecí todavíaun día más explorando el valle y pude darmecuenta de que los hombres blancos armados delanzas y arcabuces, unos a pie y otros a caballo,reunidos en grupos de a cuatro o cinco, se hanapostado a orillas del Guaire, a dos o tres leguasde distancia uno de otro, a partir del sitio enque confluyen el río que desciende de nuestrasmontañas y el que viene de las tierras en quemora el cacique Macarao. —Anoche, aprovechándome de la oscuridadpude acercarme a uno de ellos y oir lo quedecían —prosiguió diciendo— y me di cuenta deque a pesar de la vigilancia que mantienen en loscampamentos que han establecido, no sospechande la expedición que piensan ustedes realizar. —Tus informaciones vienen a completar lasque nos suministró Guaipoa —dijo Sorocaimacon cierto grado de inquietud—. Todo esto indicaa las claras que nos veremos obligados a sortearmuchos peligros, a redoblar nuestra prudencia ya valemos en t


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