. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPITULO XXVII Los últimos requisitos. EDIANTE la carta que la misma doña Leo-nor dictó a Paredes, Teresa creyó de buenafe qiíe don Tomás conocía su deshonra yse la perdonaba, suponiéndola irresponsa-ble de elia. Esto aumentó hasta la adoración el amor que le tenía. Celebraron su primera entrevista en presencia de la de Padilla, y eP no aludir el caballero a la desgracia de la joven, lo consideró ésta una prueba de delicadeza, qpe le agradeció aún más. Los dos enamorados hiciéronse mutuas promesas


. Isabel la Católica; ó, El corazón de una reina, novela histórica; ilustraciones de L. Labarta. CAPITULO XXVII Los últimos requisitos. EDIANTE la carta que la misma doña Leo-nor dictó a Paredes, Teresa creyó de buenafe qiíe don Tomás conocía su deshonra yse la perdonaba, suponiéndola irresponsa-ble de elia. Esto aumentó hasta la adoración el amor que le tenía. Celebraron su primera entrevista en presencia de la de Padilla, y eP no aludir el caballero a la desgracia de la joven, lo consideró ésta una prueba de delicadeza, qpe le agradeció aún más. Los dos enamorados hiciéronse mutuas promesas deeterno y entrañable afecto. ¡Cuánto sufrió doña Leonor oyéndoles!Pero se consolaba pensando:—Mí venganza me compensará con creces de todo loque ahora sufro. ISABEL LA CATÓLICA 607 Y llevó su astucia y su hipocresía a tal extremo, quese la hubiera tomado por verdadera protectora de aquellosamores que tanto la contrariaban. Teresa y don Tomás manifestáronle cumplidamente sugratitud. La primera la abrazó exclamando:—¡Os deberé mi dicha! Y el segundo le besó la mano, diciéndole.—Olvidamos tod


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