Historia de la Villa y Corte de Madrid . etían sus posesiones de Ultramar, señora,por un acaso feliz, de todo su territorio, después de la paz de 1773; el Soberano go-zando de la más alta consideración de los reyes de Europa, y arbitro de las contien-das de todos por sus virtudes, por su edad y por su probidad; la hacienda en un es-tado bastante próspero, con medios poderosos para mejorar todos los ramos de la ad-ministración interior; abolidas muchas de las trabas que oprimían la agricultura, la in-dustria y el comercio; la autoridad civil no esclavizada por el poder eclesiástico; losprivileg


Historia de la Villa y Corte de Madrid . etían sus posesiones de Ultramar, señora,por un acaso feliz, de todo su territorio, después de la paz de 1773; el Soberano go-zando de la más alta consideración de los reyes de Europa, y arbitro de las contien-das de todos por sus virtudes, por su edad y por su probidad; la hacienda en un es-tado bastante próspero, con medios poderosos para mejorar todos los ramos de la ad-ministración interior; abolidas muchas de las trabas que oprimían la agricultura, la in-dustria y el comercio; la autoridad civil no esclavizada por el poder eclesiástico; losprivilegios de la Corte romana notablemente modificados; las prerogativas del poderreal fijadas y definidas clara y terminantemente; la Inquisición, tan atroz y cruel enotro tiempo, flexible ya y hasta amedrentada ante el poder de la Corona; las ciencias ylas letras honradas, recordando los bellos días de la literatura del siglo XVI, y ofre-ciendo en algunas obras que producía un modelo de exquisito gusto, una perfección 2 ^^ © ©. (s) [LnJ] [VO][SI ruiJ] tb3 SEGUNDA PARTE, CAP. VIH. 289 que jamás habían podido alcanzar los más de los autores antiguos; las artes alenta-das con la protección do un gobierno bastante ilustrado para conocer cuánto valen; fi-nalmente, una perspectiva de poderío, de paz y felicidad para los pueblos de la Pe-nínsula, á la sombra de un poder paternal y tutelar: tal era el estado floreciente deEspaña en 1789» K No es menester que nos detengamos á probarlo: ¿quién habrá que lo ignore, ó porlo menos que lo ponga en duda? Para ser justos debemos confesar que gran parte deestos progresos fueron debidos al ejemplo de la vecina Francia: la restauración lite-raria promovida en la corte de Luis XIV, el fomento que en aquel pais fueron adqui-riendo las ciencias exactas y naturales y el vuelo que tomaron los estudios políticos,económicos y filosóficos, á impulsos de la febril actividad con que se dedicaron á elloslos que hacian profesi


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