Manual de anatomÃ-a patológica general : seguida de un resumen de microscopia aplicada a la histologÃ-a y bacteriologÃ-a patológicas . ta mem-brana es fácilmente recorrida por los leucocitos, y los acumules que és-tos forman junto á la herida dificultan mucho la observación de las cé-lulas fijas. Adviértese, no obstante, que los corpúsculos estrellados pa-lidecen, que su núcleo se tiñe con dificultad, asÃ- como su nucléolo, y quelas células situadas junto á la lesión traumática son tan pálidas, que ape-nas pueden ser reconocidas. En cambio, á cierta distancia de la herida 76


Manual de anatomÃ-a patológica general : seguida de un resumen de microscopia aplicada a la histologÃ-a y bacteriologÃ-a patológicas . ta mem-brana es fácilmente recorrida por los leucocitos, y los acumules que és-tos forman junto á la herida dificultan mucho la observación de las cé-lulas fijas. Adviértese, no obstante, que los corpúsculos estrellados pa-lidecen, que su núcleo se tiñe con dificultad, asÃ- como su nucléolo, y quelas células situadas junto á la lesión traumática son tan pálidas, que ape-nas pueden ser reconocidas. En cambio, á cierta distancia de la herida 76 ANATOMÃA PATOLÃGICA los corpúsculos corneales se manifiestan completamente normales (figu-ra 18, E), con su forma estrellada, su núcleo voluminoso y su nucléoloesférico. Esto en los tres ó cuatro primeros dÃ-as de las keratitis traumá-ticas sin pérdida de substancia. Cuando la irritación flogÃ-stica necrosaalguna parte de la córnea (cáusticos), al cabo de algunos dÃ-as los ele-mentos fijos proliferan en la cercanÃ-a del territorio mortificado, origi-nándose esas células gigantes multinucleares descritas por Figura 18. TROZO DE CÃUNEA. PREVIAMENTE INFLAMADA POR HERIDA CON UNA AGUJA AHUMADA Y CANDENTE A, HerHa llena de detritus y partÃ-culas de carbón ; B, Leucocitos estirados y rotos ; C, Leuco-citos estirados ó fusiformes; D, Leucocitos con vanas expansiones paralelas; D, Otro igual,pero con más expansiones ; E, Células fijas de la córnea. Los leucocitos abundan enormemente en los bordes de la lesión, y suprocedencia de los vasos perikeráticos puede estimarse como cosa pro-bada desde las experiencias de Cohnheim. Recuérdese que este autor,para inquirir el origen de las células que en los primeros dÃ-as de la ke-ratitis infiltran las lagunas corneales, practicaba primeramente una in-yección de polvo de anilina azul (en suspensión en agua) en el saco li


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