La Mujer . a<aso os diera En fin,portaos como un valiente y ya sabéis lo que osaguarda. —Señor—dijo á su vez Lama í^uerte,—bien pocoes lo que me pedisteis esta máñana. Recién ahora locomprendo. Yo, que nunca he temblado ante los vi-vos ¿por qué había de temblar ante un muerto? Ospuedo asegurar desde ya que quedaréis admiradode mí. El conde se retiró sonriendo, dejando solos áRompe Lanzas y á Lama Fuerte. Este último empezó á dar paseos por el salón. Eleco de sus pisadas se extinguía allá á lo lejos, mien-tras que su memoria, sin que él lo quisiera,, evocabafúnebres historias de difun


La Mujer . a<aso os diera En fin,portaos como un valiente y ya sabéis lo que osaguarda. —Señor—dijo á su vez Lama í^uerte,—bien pocoes lo que me pedisteis esta máñana. Recién ahora locomprendo. Yo, que nunca he temblado ante los vi-vos ¿por qué había de temblar ante un muerto? Ospuedo asegurar desde ya que quedaréis admiradode mí. El conde se retiró sonriendo, dejando solos áRompe Lanzas y á Lama Fuerte. Este último empezó á dar paseos por el salón. Eleco de sus pisadas se extinguía allá á lo lejos, mien-tras que su memoria, sin que él lo quisiera,, evocabafúnebres historias de difuntos Nunca había creídoque fuera tan desconsolador hallarse de noche solocon un muerto. Su espíritu se poblaba poco á poco demísticos presentimientos y de sensaciones á él total-mente estrañas. Pero, ¿por qué ese muerto tenía unojo abierto? Sin duda se han olvidado de cerrárselo,y satisfecho por esta respuesta Lama Fuerte se apro-xima al cadáver y le cierra el De nuevo empieza a anJar. Ahora en las oscurasparedes del salón parécele ver espantosos fantasmasque con sarcásiicas sonrisas le tienden las óseas manos como invitándolo á que fuera hacia é La lla-ma de los cirios inquieta se ¡rayos y truenos! el muerto tiene los dos ojosabiertos! ¿Por qué? ¿Cómo se es{.-lica eso? ¿.ún es-píritu se habrá apoderado del cadáver? ¡Oh, eso eshorrible! Y Lama Fuerte, no pudiendo soportar la miradade acero de ese Lupo que en mal hora murió, tomauna silla y, con el corazón en tumulto, el cuerpo tem-blando, no de valor por cierto, se sienta dando la es-palda al catafalco. ALBUM-REVISTA «LA MUJER» Pero como la misión Je Rompe Lanzas eja la dehacer asustar al que lo velaba, y viendo lo que éstehacía dió un manotón á unabotella, haciéndola caer congran estrépito. El pobre Lama Fuerte yano estaba en si. Con loscabellos erizados, la frentepálida y cubierta por heladosudor, los ojos ab


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