. El reloj de Lucerna : drama lírico . í á t c[ u é £ (o r ^y mío de los primeros dias del mes de Marzo de 18GS, la Sociedad de Conciertos hallábase reunida bajo la di-rección de su fundador, el maestro Barbieri, en el local que ocupa el Fomento de las Artes. La orquestaensayaba algunas piezas del repertorio y dedicaba especial atención á una composición instrumental quedebía estrenarse muy en breve : el Scher~o fa?itástico, de Monasterio, que, en su calidad de autor, asistía al¡ éste, fueron destilando unos tras otros los profesores de la orquesta, quedando únicamente en el frió
. El reloj de Lucerna : drama lírico . í á t c[ u é £ (o r ^y mío de los primeros dias del mes de Marzo de 18GS, la Sociedad de Conciertos hallábase reunida bajo la di-rección de su fundador, el maestro Barbieri, en el local que ocupa el Fomento de las Artes. La orquestaensayaba algunas piezas del repertorio y dedicaba especial atención á una composición instrumental quedebía estrenarse muy en breve : el Scher~o fa?itástico, de Monasterio, que, en su calidad de autor, asistía al¡ éste, fueron destilando unos tras otros los profesores de la orquesta, quedando únicamente en el frió ydesabrido local, Barbieri, Monasterio y un profesor de violin, el penúltimo de los violiues primeros, joven, raido deropa y enjuto de carnes, que en aquel momento se ocupaba en enfundar su instrumento para abandonar, como sus compa-ñeros, el (1) Apuntes biográficos tómalos del libro, Tai Opera española y la música dramática m España m el siglo xix. que publica La CorrespondenciaMusical. ii BIOGRAFÍA — Vamos ;i ver. Tú que lias fundado la Sociedad de Cuartetos y conoces tan á fondo la música clásica, ¿por qué no es-cribes algo de concierto en ese género? Quien hacía esta pregunta era Barbieri, y el interlocutor á quien iba dirigida, Monasterio. Con exquisita modestia,replicó éste que la tarea era superior á sus fuerzas, añadiendo que aun cuando para emprenderla se hubiera sentido capaz,hiciéranle retroceder en el acto los nombres de Haydn, Mozart, Beethoven y Mendelssohn, que á cimas inaccesibles ha-bían elevado las bellezas del género. El profesor de violin escuchó el breve diálogo, acabó de enfundar el instrumento y salió ¡i la calle. Llevaba grabada enla mente la pregunta de Barbieri. ; Una pieza clásica de concierto! ; Una sinfonía ! ¿Y por qué no había de escribirla Monasterio? ; Si
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